El Gobierno alemán calificó de «especulaciones» el informe difundido por la organización de defensa del consumidor Foodwatch, según el cual los restos de pesticida originaron la contaminación con dioxinas en piensos para animales.

«Las investigaciones aún no se han cerrado y por tanto plantear conclusiones es pura especulación», afirmó un portavoz de la ministra de Agricultura y Protección del Consumidor, Ilse Aigner, después de que Foodwatch difundiera su informe. La fuente recordó que, hoy por hoy, permanecen cerradas 1.635 granjas y que hasta que no se haya esclarecido completamente la situación es prematuro extraer conclusiones.

El ministerio salió así al paso del informe, que atribuía a residuos de pesticidas el origen de la contaminación con dioxinas de los aceites y grasas industriales utilizados para la producción de piensos para animales.

Foodwatch se basaba para ello en análisis realizados con una prueba de las grasas comercializadas por Harles & Jentzsch, causante del escándalo, que confirmaban la tesis «con posibilidad que raya con la certeza».

Los análisis registraron, además, la presencia en las pruebas de pentaclorofenol, un fungicida que no se produce en Alemania desde 1986 y cuya comercialización y uso está prohibido desde 1989, pero que se utiliza en Asia y Sudamérica para proteger cultivos de soja. El portavoz del ministerio evitó pronunciarse sobre esta cuestión, con el argumento de que corresponde a expertos químicos y biológicos emitir su juicio al respecto.