Cuba asumió esta semana la presidencia de la Celac, una decisión histórica de la región que abre una puerta política a la isla ante los cambios que se suceden en su interior y la pasividad de EEUU, según estiman analistas políticos.

Estados Unidos, que no es miembro de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), tomó la noticia oficialmente sin pestañear. “Estas organizaciones subregionales pueden servir a los intereses de sus miembros, pero todo país debe decidir por sí mismo si le sirve a sus valores e intereses”, dijo William Ostick, portavoz para América Latina del  Departamento de Estado.

La presidencia de Cuba en la Celac “es una iniciativa diplomática por parte de la región para asegurarse de que Cuba no siga aislada, para tener un papel en cualquier proceso de cambio” en la isla, considera Chris Sabatini, director de política en el Consejo de las Américas (Nueva York).

“Lo que reveló la reunión de Chile (donde Cuba asumió su cargo el lunes) son profundas divisiones dentro de la Celac, que refleja una Latinoamérica mucho más variada de lo que se cree”, consideró Michael Shifter, presidente del centro de análisis Diálogo Interamericano en EEUU.

Pero la presidencia cubana, que significa que bloques como la Unión Europea deban gestionar sus relaciones con la Celac a través de un país con el que mantienen relaciones tirantes, es también un mensaje para Washington. Es una crítica al fracaso de Estados Unidos” para promover cambios en Cuba, añade Sabatini.

Pero la Celac no cambiará nada de la política en Washington de la misma manera que La Habana sólo aceptó su papel porque no hay un documento como la Carta Interamericana de Derechos Humanos que le pueda obligar a nada, afirman los expertos. “En cambio (la relación Estados Unidos-Cuba) viene de otras dinámicas”, cree Shifter.

Decisiones. La llegada del senador John Kerry al Departamento de Estado en sustitución de Hillary Clinton no puede tampoco cambiar la política estadounidense, una decisión en manos de la Casa Blanca, a causa del bloqueo en el Congreso, señala Sabatini. Va a requerir decisiones ejecutivas para suavizar regulaciones o reinterpretar regulaciones”, como hizo Obama con la decisión de conceder más posibilidades de viajar a la isla y de enviar más remesas.

“Nosotros seguimos pensando que la OEA (Organización de Estados Americanos) es la primera organización multilateral (de la región) y concentramos nuestros esfuerzos ahí”, añadió.

Washington no considera esa presidencia cubana un desaire hacia su controvertida política con la isla, dominada desde hace más de 50 años por un embargo comercial que no parece que vaya a remitir a corto plazo. “Estados Unidos está tomando nota del cambio de presidencia en la Celac, pero no lo ve como un organismo muy eficaz”, consideró Shifter.

Raúl Castro dirigirá las negociaciones con otros bloques

El mandatario cubano, Raúl Castro, asumió esta semana la presidencia de la Celac, un organismo que reúne a los países latinoamericanos sin la presencia de una potencia extrarregional y que tiene entre sus objetivos oficiales el de promover la democracia.

El líder de Cuba recibió la presidencia de este foro de integración de manos del jefe de Estado chileno, el derechista Sebastián Piñera, y será el portavoz oficial del organismo durante los próximos 12 meses. Entre sus funciones estarán las negociaciones políticas y comerciales con la Unión Europea (UE) y otros bloques.

“No se preocupen, que yo solamente voy a estar un año”, señaló en broma el líder cubano de 81 años al asumir el cargo. La Celac no tiene presupuesto, sede, personal ni tratado y en su documento fundacional los países miembros se comprometieron a “reafirmar que la preservación de la democracia, la vigencia de las instituciones y el Estado de derecho”.

La llegada de Castro a la presidencia de la Celac generó polémica regionalmente porque, en opinión de los críticos del régimen, legitima el statu quo en la isla y aniquila los incentivos para que el castrismo transite hacia un régimen democrático con amplio ejercicio de las libertades públicas.

Los 33 integrantes del organismo tienen diferencias ideológicas innegables y la distancia quedó demostrada en el encuentro de Santiago, cuando un grupo de países se opuso a que la declaración oficial incluyera el compromiso de los estados latinoamericanos a garantizar certidumbres legales como solicitaban los europeos.

Puntos salientes de la reunión

Apoyo a Venezuela: Recuperación de Chávez

-“Expresamos nuestra más profunda y fraterna solidaridad con el pueblo venezolano y su presidente, Hugo Chávez, a quien deseamos la más pronta y completa recuperación”.

Narcotráfico: Esfuerzo de los Estados

-“Destacamos los esfuerzos llevados a cabo por los Estados miembros, tanto a nivel nacional como regional, para enfrentar el problema mundial de las drogas”.

Posición regional: Reflejo del crecimiento

-“Reafirmamos la importancia de  tener una voz regional fuerte e    influyente que permita reflejar el  creciente peso de los países emergentes en la economía mundial”.

Integración: Un proceso gradual

-“La unidad y la integración de nuestra región debe ser construida gradualmente, con respeto al pluralismo y al derecho soberano de cada uno de nuestros pueblos…”.

Pacificación: Apoyo a diálogo en Colombia

-Reiteramos el apoyo al proceso de diálogo que se lleva a cabo entre el Gobierno de Colombia y las FARC (…) y hacemos votos por el éxito de la iniciativa”.

El conflicto en Siria: Solución sin interferencia

-“Expresamos nuestra profunda preocupación por la situación en Siria. Esperamos que se logre un acuerdo pacífico y duradero, sin interferencia externa a la crisis de ese país”.