“Estoy conmocionado y horrorizado por los trágicos acontecimientos de hace algunos días”, dijo Annan refiriéndose a la masacre de Hula, que dejó el viernes 108 muertos, entre ellos 34 niños. “Es un acto repugnante, de graves consecuencias”, añadió Annan, quien, según su portavoz, se reunirá con el presidente sirio Bashar al Assad, representantes de la oposición y el general Robert Mood, jefe de la misión de observadores en Siria.

En el momento en que Annan llegaba a Damasco, Francia y Gran Bretaña anunciaron que iban a “actuar juntos para incrementar la presión internacional sobre Bashar al Assad”.

La oposición siria reclamó a los países que la apoyan que le aporten “medios eficaces” para defenderse de la represión del régimen y criticó a la ONU. Llamamos a los amigos del pueblo sirio a “aportarle antes de que sea demasiado tarde medios eficaces de autodefensa”, señaló un comunicado del Consejo Nacional Sirio (CNS), que calificó de “acto complaciente vergonzoso” la declaración adoptada por el Consejo de Seguridad de la ONU.

El viaje de Annan a Siria es el segundo desde que fue nombrado mediador de la ONU y de la Liga Árabe, en febrero, y se produce tres días después de la masacre de Hula, en el centro del país. La visita del emisario se produce en plena violación del alto al fuego que el propio Annan negoció. El lunes hubo 34 muertos, entre ellos 15 soldados y dos desertores en combates cerca de Damasco.

En la víspera, murieron 87 personas en Siria, según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos  (OSDH), de las cuales al menos 34 en Hama (centro), donde las tropas gubernamentales llevaron a cabo una amplia ofensiva.

Presión. Este ataque ocurrió mientras el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas condenaba en Nueva York a las autoridades sirias por el incidente del viernes en Hula. Los 15 miembros del Consejo —incluso Rusia, aliado del régimen sirio— dijeron que las muertes fueron confirmadas por observadores de la ONU en Siria y que los ataques “incluyeron bombardeos de artillería y tanques del Gobierno contra un barrio residencial”. Además, pidieron nuevamente al presidente Assad que retire el armamento pesado de las ciudades sirias, tal como lo estipulaba el plan de Annan.

Ayer, el Gobierno ruso subrayó que no apoya al régimen sirio, sino el plan de paz de Annan, pero instó a la comunidad internacional a no buscar la caída de Bashar al Assad.

Las potencias internacionales tienen «que jugar el mismo juego, que es trabajar para lograr que se aplique el plan de Annan y no para lograr un cambio de régimen», dijo el ministro de Exteriores ruso Serguei Lavrov, tras reunirse con su homólogo británico William Hague, quien advirtió que Siria debe optar entre «el plan de Annan o la guerra civil».

Por su lado, el gobierno de China pidió el lunes una «investigación inmediata» sobre la matanza de Hula, pero no señaló se abstuvo de señalar como responsable al gobierno de Asad.

Irán también denunció la masacre de Hula, aunque la calificó de «sospechosa», intentando exculpar a las fuerzas del gobierno sirio. Finalmente, la organización de Derechos Humanos Human Rights Watch exigió el lunes que la ONU ponga en marcha una investigación sobre la matanza, y subrayó que «mientras los combatientes puedan seguir actuando impunemente, los horrores en Siria van a continuar».

Posiciones en américa Latina

Chile. El Gobierno condenó “enérgicamente” la masacre en Hula y pidió a Siria el “cese inmediato del uso de armamento pesado contra civiles”.

Panamá. El Gobierno condenó las “violaciones a derechos humanos” en Siria y pidió no usar “artillería pesada”.