Julian Assange se conecta a un chat. Son las 18.41 del sábado, el cerco policial se estrecha en torno a él. La justicia sueca le reclama, la Interpol ha emitido una nota roja, recibe varias amenazas de muerte.

Al fin se entabla una charla vía chat con Joseba Elola, del periódico El País de Madrid. Parece estar tranquilo, según se deduce de su manera de responder. Está con un terrible dolor de cabeza, dice, las últimas 24 horas han sido muy duras.

«Tenemos cientos de amenazas de muerte específicas de soldados del Ejército de los EEUU. No es inusual, por experiencias pasadas, nos hemos acostumbrado a ignorar amenazas de extremistas islámicos, cleptócratas africanos, y demás. La situación ha cambiado recientemente al extenderse las amenazas a nuestros abogados y a mis hijos. No obstante, son los llamamientos específicos a nuestro asesinato, secuestro y ejecución por parte de las élites de la sociedad estadounidense lo que resulta más preocupante», responde Assange en relación a las medidas de seguridad que él y su organización están tomando.

«La organización está fuerte. Tenemos mucho apoyo, pero también recibimos muchos ataques. Desde ataques distribuidos de denegación de servicio hasta calumnias y las cuestiones legales. Hay docenas de personas montando réplicas del sitio, pero lleva mucho tiempo gestionar el proceso. Si hay una batalla entre el Ejército de EEUU y la preservación de la historia, hemos asegurado que la historia vencerá».

Assange está convencido además de que se trata de la mayor filtración de información de la historia. «Ésta es la mayor, son más de 265 millones de palabras y es la más relevante; cubre cada tema serio de cada país. Es más significativa que la de los papeles de Afganistán». Para él, aún es temprano para medir las consecuencias de WikiLeaks. «Las ondas están empezando a extenderse por el mundo. La geopolítica se dividirá entre el pre y posCablegate».

Hablando con la revista Time Assange, dijo que Clinton debería dimitir si se puede comprobar que fue responsable de ordenar a diplomáticos estadounidenses que espiaran en Naciones Unidas. Si así fuera, Joseba Elola le preguntó si no debería ser Barack Obama el que dimitiera. «Toda la cadena de mando que supo de esta orden y que las aprobó debe dimitir si EEUU quiere ser visto como una nación creíble que obedece las leyes.

La orden es tan seria que podría haber llegado al Presidente para su aprobación. Obama debe decir qué sabía de esa orden ilegal y cuándo supo de ella. Si se niega a contestar o hay evidencia de que aprobó esas acciones, debería dimitir», contestó Assange.

El perfil de Julian Assange

Su vida

Periodista, programador y activista de Internet australiano, el portavoz y editor del sitio web WikiLeaks.

Buscado

Es acusado por violación por la justicia sueca. Tom Flanagan, asesor del primer ministro de Canadá, dijo que debería ser asesinado.