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Asunción repudia el proceso

 El jurista y escritor José Pérez Reyes, profesor universitario en la Facultad de Derecho asuncena, resume para La Razón una opinión compartida por la prensa online y muchos analistas: “Un juicio político debe ser bien llevado, procesalmente hablando, deben respetarse plazos, producirse pruebas, pero esto es una mala película con un guion que agradaría a tribunales stalinistas. Las autoridades con menor altura moral son las que arman argumentos sin haber leído la Constitución, y aparecen libelos cegados por intereses. ¿Y las leyes en el Estado de derecho? A nueve meses de las elecciones generales, están forjando un Frankenstein de torpe cerebro político y nulos pasos jurídicos”.

Farsa.  Otro tanto había dicho el analista político José Carlos Rodríguez: “Señores parlamentarios. Paren el golpe. En nueve meses hablarán las urnas. No interrumpan la primera transición democrática de nuestra historia. No se ensucien violando la ley y la soberanía popular. No denigren la figura del juicio político, que es una defensa contra la dictadura usándola para prevalecer violando las leyes. No transformen el juicio político en farsa. Sean dignos. Sean honorables. Esperen nueve meses. 67% de la gente en Asunción está en contra. Pero aun que estuviera a favor, piensen un poco en el futuro. Un poquitito en la justicia. Lo que hacen es una chanchada”.

El editor asunceno Cristino Bogado expresó su opinión a este medio en los siguientes términos que describen al proceder  del Congreso paraguayo: “La realpolitik se vistió de democracia para asestar su golpe parlamentario. Elabora un libelo acusatorio contra Lugo, genial obra maestra de la literatura del absurdo lokal, pues las acusaciones son tan generales, indirectas, abstractas y existenciales que cualkiera puede ser culpable en su contexto. Los juicios stalinistas vuelven como espectros guaraníes”.

Cuando faltaban pocas horas para la sentencia del Senado, Emilio Camacho, desde el inicio asesor jurídico de Lugo, e interventor del Instituto de Desarrollo Rural y Tierras (Indert), el organismo que tiene a su cargo la Reforma Agraria, dijo que “va a constar en la historia del Paraguay cómo se comienza un juicio político con la sentencia ya escrita. Hay que suprimir la palabra juicio. Esto es una sentencia, una ejecución”. Camacho fue uno de los defensores de Lugo y anticipó la derrota presidencial en el Senado.

Un país en Números

Población

Paraguay tiene 6,4 millones de habitantes, 38% en la pobreza y 19% en la indigencia.

Latifundios

El 88% de la tierra está en manos del 2% de los propietarios, según datos del Censo 2008.

Tributación

El 60% de lo que se tributa es evadido en el país, donde sólo hay 500 grandes contribuyentes.

El sucesor planeó su venganza desde 2007 

Federico Franco, vicepresidente de Fernando Lugo, había empezado a odiar al exobispo católico aun antes de vencer en las elecciones que los llevaron al gobierno en 2008. Franco pertenece al Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), que integraba el frente electoral que apoyaba a Lugo.

En la asamblea partidaria liberal de 2007 se presentaron dos propuestas. Una, elaborada por Franco, pedía que el partido llevara su propio postulante (él) a los comicios. Otra, que un liberal acompañe a Lugo en la fórmula como vicepresidente. Los liberales votaron, ganó la segunda propuesta, y en 2008 Franco ya era vicepresidente de Lugo.

Liberal. Desde el fin de la Guerra de la Triple Alianza en 1870, dos partidos alternaron en el poder en Paraguay. El Partido Colorado, paternalista, agrícola y represor, gobernó la mayor parte del tiempo, incluyendo, sin interrupción, los largos años de la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989). El Colorado, el partido más viejo del mundo, duró más que el Partido Comunista en la Unión Soviética.

En las intermitencias coloradas gobernó el partido de Franco, el Liberal, cuyo color es el celeste. Tradicionalmente, un partido de ganaderos, del norte y centro del país. Como los colorados sojeros, temen a la Reforma Agraria y a la misteriosa guerrilla rural del EPP (Ejército del Pueblo Paraguayo), a la que responsabilizan de secuestros.

La masacre del viernes 15 en Curuguaty, donde murieron 11 campesinos y seis policías, en una disputa por tierras, sirvió para unir a colorados y celestes en el Congreso, y darle la presidencia a Federico Franco.