El Ejército sirio leal al gobierno de Bashar al Asad reforzó hombres y pertrechos para el combate en la capital económica: Alepo. En la región de Damasco, lugar de peregrinación chiita, 48 iraníes fueron secuestrados.

Los militares que terminaron su despliegue alrededor de Alepo, continuaban bombardeando ayer el bastión rebelde y se enfrentaban a los insurgentes en diferentes zonas de la urbe, preludio a la ofensiva mayor que se prepara a lanzar para controlar esta metrópoli del norte de Siria.

En Alepo (situada a 355 kilómetros al norte de la capital política, Damasco), la Fuerza Aérea siria bombardeó el domingo los barrios de Shar y Sajur (este) y el de Salahedin (oeste), sitiado por el Ejército, informó el opositor Observartorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

Ayer, el Ejército terminó de reforzar sus tropas en Alepo y está listo para la batalla «decisiva», anunció a la AFP una fuente de seguridad. Según periodistas de la AFP en el lugar, la situación parece paralizada. Los combatientes del Ejército Sirio Libre (ESL, formado por desertores y civiles que tomaron las armas) se enfrentan violentamente con las tropas del régimen en Salahedin, pero cada uno sigue esperando la gran ofensiva.

Mientras que en la región de Damasco, lugar de peregrinación chiita, 48 peregrinos iraníes que viajaban en autobús con destino al aeropuerto, fueron secuestrados por los rebeldes el sábado.

En un video emitido por la televisión local, los insurgentes afirmaron que entre los rehenes se encuentran integrantes de los Guardianes de la Revolución, un organismo paramilitar del régimen iraní.