El Supremo Tribunal de Brasil ajusta los detalles del que se considera el “mayor juicio de su historia”, que desde el jueves sentará en el banquillo a los 38 funcionarios acusados por corrupción que en 2005 pusieron en jaque al gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.

Entre los acusados están tres exministros y todos los miembros de la cúpula que tenía en la época el gobernante Partido de los Trabajadores (PT), al que también pertenece la actual jefa de Estado, Dilma Rousseff, dirigentes de otros cuatro partidos políticos y varios empresarios, como el publicista Eduardo Mendonca, director de la campaña que en 2002 llevó a Lula al poder.

Todos los acusados estarían implicados en una trama de corrupción usada para financiar la campaña de Lula y otros candidatos del PT a diversos cargos, así como para sobornar luego a decenas de legisladores y “comprar” así su apoyo a un gobierno que había asumido sin mayoría en las cámaras.

A pesar de la prominencia de los dirigentes del PT que figuran entre los 38 acusados, el actual presidente de esa formación, Rui Falcao, expresó que “no serán procesados ni el partido ni Lula ni su gestión”, que concluyó, tras dos mandatos consecutivos, el 1 de enero de 2011 con índices de popularidad cercanos al 85%. El proceso comenzará el jueves con cargos de lavado de dinero y malversación, asociación ilícita y evasión de divisas.