Brasil solicitará apoyo a Perú y Bolivia para frenar la masiva llegada de inmigrantes desde Haití y de otros países, que en los últimos meses han penetrado por millares a través de las fronteras amazónicas.

“Precisamos llegar a un acuerdo para que haya un cuidado mínimo en el uso de esos países como corredor para llegar a Brasil”, dijo ayer el ministro de la Secretaría de la Presidencia, Gilberto Carvalho.

En las últimas semanas, el fenómeno se ha agravado en los límites de Bolivia, desde donde ingresaron a Brasil unos 1.600 inmigrantes ilegales, que se encuentran precariamente alojados en Epitaciolandia y Brasileia. Según la Secretaría de Derechos Humanos de Acre, la gran mayoría es de origen haitiano, aunque también los hay de varios países africanos.

La inmigración desde Haití por esas fronteras comenzó después del terremoto que devastó a esa nación en enero de 2010 y desde entonces no ha parado. Para ponerle freno Brasil limitó las concesiones de visados a 1.200 por año, pero siempre que fuesen tramitados en Haití y no en Brasil.

Sin embargo, después de haber otorgado visados a 1.593 haitianos en 2011, ese número saltó hasta 1.900 en 2012 y este año ya ha sido superado en solamente tres meses de 2013. Carvalho explicó que Brasil “no es ni será un país que rechace la inmigración”, pero aclaró que es necesario que el ingreso de extranjeros se tramite en forma “ordenada”.