Decenas de rescatistas luchaban ayer para sacar con vida a 34 mineros atrapados bajo tierra por un derrumbe en una mina de oro y cobre al norte de Chile, sin haber establecido contacto con ellos pero con la esperanza de que hubieran alcanzado un refugio.

En total «130 personas se encuentran trabajando en el sector efectuando labores de rescate», informó en un comunicado la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi) sobre el derrumbe que se produjo el jueves en un yacimiento en el Desierto de Atacama en las cercanías de Copiapó, 800 km al norte de Santiago.

En el lugar, a unos 450 metros de profundidad, 34 mineros sumaban ya más de 20 horas atrapados, y las autoridades esperaban que permanecieran guarecidos en un refugio que cuenta con abrigo, oxígeno y comida.

Son «34 personas que se encuentran atrapadas en mina San Esteban. Estas personas cuentan con refugio con capacidad de 35 personas en el que existe agua, alimento, abrigo y oxígeno. No se ha podido tomar contacto aún con los atrapados, por lo que se desconoce su estado», señaló la Onemi.

La ministra del Trabajo, Camila Merino, se trasladó hasta la mina y señaló ayer que el refugio cuenta con provisiones por unas 72 horas, aunque trabajadores afirman que habría víveres sólo para dos días.

Las labores de rescate, según las autoridades, están concentradas en acceder a través de los ductos de ventilación de la mina, porque el derrumbe obstruyó el camino de acceso.