Las negociaciones de la ONU y los 194 países que asisten a la Cumbre sobre Cambio Climático en Cancún entran esta semana en su etapa definitiva entre los temores de que se repita el fiasco de la conferencia de Copenhague, celebrada el año pasado.

Los ministros de Medio Ambiente empezaron a llegar ayer a la ciudad mexicana para ponerse al frente de sus delegaciones en esta fase decisiva de este foro de Naciones Unidas, que se inauguró el pasado 29 de noviembre y concluirá el próximo 10 de diciembre.

 Además, una veintena de jefes de Estado y de Gobierno, en su mayor parte iberoamericanos, asistirán junto al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, a la sesión de apertura de la fase alto nivel de la cumbre que tendrá lugar mañana martes.

 Lejos de las ambiciones de hace un año en Copenhague, cuando se esperaba pactar un recorte global de emisiones, el organismo mundial se conformaría en esta ocasión con alcanzar un acuerdo de mínimos que permita encauzar las negociaciones de la cumbre de Sudáfrica el 2011.

Tras una semana de negociaciones permanecen las dudas sobre si se podrán superar las diferencias entre los negociadores en asuntos como la deforestación,  la transferencia de tecnología o  el «fondo verde» para financiar la adaptación de los países en desarrollo al calentamiento global.

 Los países desarrollados acordaron aportar $us 100.000 millones anuales al fondo a partir del 2020 en la cumbre de Copenhague, sin que se detallara de dónde saldrían y cómo se distribuirían.

 Los documentos preliminares contienen «decisiones sobre el apoyo continuo y reforzado a los países en desarrollo en materia de adaptación y mitigación, incluyendo proyectos concretos de transferencia de tecnología», explicó en un comunicado.

 Entre las decisiones se destaca «la de ampliar el mandato del grupo experto para los países menos adelantados (LDC, por su sigla en inglés) y extender su mandato a un periodo quinquenal».