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Capriles convoca una movilización popular contra la proclamación de Maduro

El opositor Henrique Capriles convocó a una movilización popular si el oficialista Nicolás Maduro es proclamado este lunes presidente electo de Venezuela sin un recuento de votos de los comicios del domingo, elevando las tensiones y la incertidumbre en el inicio de la era post Hugo Chávez.

Capriles llamó en conferencia de prensa a un «cacelorazo» contra la proclamación para la noche de este lunes, así como a una movilización el martes frente a las oficinas electorales de todo el país y el miércoles ante el Consejo Nacional Electora (CNE) en Caracas para «solicitar el conteo voto por voto».

«Si usted va y corre hoy a proclamarse, usted es un presidente ilegítimo y así se lo anuncio a Venezuela y al mundo», expresó el líder opositor, gobernador del estado de Miranda (norte), de 40 años, dirigiéndose a Maduro.

Poco antes, el ministro de Información, Ernesto Villegas, había convocado a través de su cuenta de Twitter a «acompañar a Nicolás Maduro a su acto de proclamación como nuestro Presidente Electo» en la Plaza Caracas, en el centro, a las 18H30 GMT, lo cual fue confirmado a la AFP por el órgano electoral.

Maduro, el delfín de Chávez, ganó la Presidencia con 50,66% de los votos contra 49,07% de Capriles -una diferencia neta de 235.000 votos- según el Consejo Nacional Electoral (CNE), que considera la tendencia irreversible.

Estados Unidos consideró este lunes como un «paso importante, prudente y necesario» la realización de una auditoría, según el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.

El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, expresó su respaldo al recuento de votos y ofreció «el equipo de expertos electorales» de ese organismo, en tanto que aliados del gobierno venezolano como Cuba, Bolivia, Argentina, Nicaragua, Rusia, Belarús y Ecuador ya saludaron la victoria de Maduro.

En la noche del domingo, tras el anuncio del resultado por el CNE, Maduro, exchofer de bus y exsindicalista de 50 años, aseguró que su triunfo era «legal», pero dijo estar de acuerdo con una auditoría para disipar las dudas.

Maduro tiene previsto tomar posesión el próximo viernes y completar el periodo de seis años de Chávez, iniciado el 10 de enero, tras vencer a Capriles en la presidencial de octubre por 11 puntos, equivalentes a 1,6 millones de votos.

«Estamos en una situación muy delicada. El margen es tan estrecho que en un país que está extremadamente polarizado, es difícil de tragar políticamente (…). Somos matemáticamente dos mitades», declaró a la AFP el sociólogo y analista político Ignacio Avalos.

Ninguna encuesta había previsto un resultado tan estrecho y las últimas estimaban que la ventaja de Maduro rondaba los diez puntos.

Tensa calma

El país se encontraba este lunes en una calma aparente, sin reporte de incidentes, pero la tensión e incertidumbre se respiraba en las calles, a la espera de los pasos que den Maduro y Capriles.

«Queremos una revisión del voto para que podamos (…) estar claro si perdimos. La gente votó por un difunto, no por el incapaz», expresó a la AFP Oswaldo Gómez, un contador de 56 años, quien debatía con amigos los resultados de la elección del domingo, frente a un kiosco de periódicos en el sector acomodado de Chacao.

El desconcierto de los chavistas era evidente: «Teníamos que haber ganado con más votos, eso quiere decir que muchos personas que estaban con Chávez no quisieron votar por Maduro o votaron por Capriles. Será que la gente todavía no confía en Maduro. Pero para mí no hubo trampa», expresó a la AFP Aurelio Mendoza, un funcionario público de 33 años.

Los retos

Tras 14 años de hiperliderazgo de Chávez, Maduro hereda una Venezuela, además de radicalmente dividida en dos, con una economía totalmente dependiente de la renta petrolera y las importaciones, golpeada por el déficit público, la inflación, la escasez de productos básicos y la falta de divisas.

Atacar la inseguridad, que se tradujo en 16.000 homicidios en 2012, la mayor tasa de Sudamérica, también será una de las prioridades del próximo gobierno. A diferencia de Chávez, que eludía ese tema, Maduro propuso en campaña acabar con la criminalidad.

«Para recuperar el país deberá llamar a un gobierno de unidad nacional, no puede progresar el país mientras el gobierno tenga un apartheid político», dijo a la AFP el analista Hernán Castillo.

Para Avalos, el «gran esfuerzo, quede como quede esto, es cómo volver a ser un país, con sus conflictos y contradicciones, con mecanismos de conversación. Aquí nadie habla con nadie», lamentó.

Seguidores, e incluso detractores, reconocen a Chávez haber dado visibilidad a los pobres e impulsar los programa sociales que bajaron la pobreza de 50% hace 14 años a 29% hoy, según cifras de la CEPAL. Los críticos lamentan, sin embargo, que creó una exclusión política y que usó esos programas para aumentar su caudal electoral.
 

Equilibrio cívico-militar

Capriles dijo este lunes tener información de oficiales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana que «han sido puesto presos» porque el domingo exigían el cumplimiento de la Constitución» y el respeto a la voluntad del pueblo.

Las Fuerzas Armadas, según los analistas, son clave en esta situación de incertidumbre dado el poder que tienen en la estructura del gobierno -11 de 23 gobernadores son militares-.

«Reflejan lo que es el país, lo que es la sociedad venezolana. Están divididos. Hay una lucha entre los que están tratando de convertir las Fuerzas Armadas en el brazo armado del Partido Socialista Unido de Venezuela y la otra parte que defiende su misión institucional», afirmó Castillo.

El titular de este lunes en el diario económico El Mundo es una muestra muy elocuente de las situación que vive el país cuarenta días después de la muerte de Hugo Chávez: «Estabilidad del país pasa por cuarteles militares».