«La nueva generación está llamada a rectificar y cambiar sin vacilación todo lo que debe ser rectificado y cambiado, y seguir demostrando que el socialismo es también el arte de realizar lo imposible: construir y llevar a cabo la revolución de los humildes», escribe el líder cubano en un nuevo artículo divulgado ayer bajo el título «Los debates del Congreso».

En la última de sus Reflexiones, Castro indica que está siguiendo los debates del cónclave del PCC y se declara asombrado con la «preparación» y el «elevado nivel cultural» de esta generación, «tan diferente a la que se alfabetizaba precisamente en 1961, cuando los aviones yankis de bombardeo, en manos mercenarias, atacaban la patria», en referencia a la invasión de Bahía Cochinos.

«No me importaba tanto lo que decían como la forma en que lo decían. Estaban tan preparados y era tan rico su vocabulario que yo casi no los entendía», escribe el ex presidente cubano, de 84 años.

Considera que la tarea de la nueva generación «es todavía más difícil» que la asumida por la suya cuando se proclamó el socialismo en Cuba hace 50 años «a 90 millas (unos 145 kilómetros) de Estados Unidos». «Persistir en los principios revolucionarios es, a mi juicio, el principal legado que podemos dejarle (a la nueva generación). No hay margen para el error en este instante de la historia humana», considera Castro.

Añade que la dirección del PCC «debe ser la suma de los mejores talentos políticos» y ser «capaz de enfrentarse a la política del imperio que pone en peligro a la especie humana y genera gansters como los de la OTAN, capaces de lanzar en sólo 29 días (…) más de cuatro mil misiones de bombardeo sobre una nación de África».

También resalta que otro deber de la nueva generación de revolucionarios cubanos es «ser modelo de dirigentes modestos, estudiosos e incansables luchadores por el socialismo».

 «Sin duda constituye un difícil desafío en la época bárbara de las sociedades de consumo, superar el sistema de producción capitalista, que fomenta y promueve los instintos egoístas del ser humano», indica. El VI Congreso del Partido Comunista de Cuba continuó ayer sus debates sobre el plan de reformas económicas proyectado por el presidente Raúl Castro para «actualizar» el modelo socialista.

El cónclave, que será clausurado hoy, debe proceder también a la designación de sus órganos de dirección incluida la elección del primer secretario, cargo que históricamente ha ocupado Fidel Castro, si bien recientemente confirmó que renunció al mismo cuando enfermó el 2006 y se apartó del poder.

Es previsible que el Congreso comunista formalice esa renuncia y que Raúl Castro, el segundo secretario del PCC, pase a sustituir a su hermano en el principal cargo de la organización.  Así, el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba entró en su recta final para aprobar el plan de reformas económicas y sus órganos de dirección.

Ayer se celebró en el cónclave la votación para designar a los miembros del comité central del PCC, máximo órgano del partido entre congresos, informó la web oficial Cubadebate. Los estatutos del PCC señalan que el pleno del comité central es el que decide el número de miembros del buró político (el actual tiene 19), los elige y designa de entre ellos al primer y segundo secretario de la organización.

Comunistas aprueban las reformas

El VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) aprobó anoche el programa de reformas de apertura propuesto por el presidente Raúl Castro para rectificar el modelo socialista vigente hace medio siglo, según documentos.

Los 1.000 delegados al Congreso votaron en plenario el proyecto que incluye unas 300 medidas de apertura al sector privado, recorte de empleos, reducción del subsidios, autogestión empresarial, impuestos y descentralización del aparato estatal.

«En la actualización del modelo económico primará la planificación, la cual tendrá en cuenta las tendencias del mercado», dice la resolución divulgada en el sitio Cubadebate.cu, tras subrayar que «sólo el socialismo es capaz de vencer las dificultades y preservar las conquistas de la revolución».

Según el texto, los principios socialistas y de mercado deben armonizarse «con mayor autonomía de las empresas estatales y el desarrollo de otras formas de gestión» como «la inversión extranjera, las cooperativas, los agricultores pequeños, los usufructuarios, los arrendatarios, los trabajadores por cuenta propia». El plan de Raúl Castro, la mayor reestructuración económica desde que Fidel Castro nacionalizó las empresas en los años 60, busca dejar atrás el modelo centralizado soviético, ya agotado y que mantiene a la isla en una severa crisis.

El Congreso del PCC orientó al Gobierno para que cree una comisión permanente que supervise la ejecución de las reformas y pidió al Parlamento elaborar normas que respalden las medidas. El PCC tendrá la responsabilidad de «controlar, impulsar y exigir el cumplimiento de los lineamientos aprobados».