Además de quién será elegido pontífice, todas las miradas están puestas también en qué nombre adoptará el sucesor de Benedicto XVI y aunque esto sólo significa una preferencia muchos aseguran que ya es una «indicación» de cómo será el pontificado.

El alemán Joseph Ratzinger eligió como nombre Benedicto XVI en memoria de Benedicto XV, «un valiente y auténtico profeta de la paz ante el drama de la primera mundial», según confesó el 27 de abril de 2005, una semana después de ser elegido sucesor de Juan Pablo II.

«He querido al ser elegido Obispo de Roma y Pastor Universal de la Iglesia llamarme Benedicto XVI, para unirme idealmente al venerado Pontífice Benedicto XV, que guió a la Iglesia en un periodo difícil a causa del primer conflicto mundial», dijo.

Añadió que Benedicto XV «fue valiente y auténtico profeta de paz y trabajó con gran valentía para evitar el drama de la guerra y después para limitar sus nefastas consecuencias».

El papa añadió que el nombre de Benedicto evoca la figura extraordinaria del gran patriarca del monaquésimo occidental, como fue san Benito de Nursia, copatrón de Europa junto a los santos Metodio y Cirilo.

Albino Luciani, que sólo gobernó la Iglesia durante 33 días, eligió llamarse Juan Pablo I en honor de sus predecesores Juan XXIII y Pablo VI, a los que admiraba.

Karol Wojtyla adoptó los dos nombres -la segunda vez que un papa tomaba un nombre doble- en homenaje a Juan Pablo I, a Juan XXIII y a Pablo VI.
Esa admiración por sus tres predecesores llevó a Juan Pablo II a ser enterrado bajo tierra, como Pablo VI, en el mismo lugar donde estuvo sepultado Juan XXIII y frente al sarcófago del «papa de la sonrisa», como se conoció a Luciani.

Después, al igual que Juan XXIII fue trasladado a una capilla de la basílica de San Pedro ante la incesante afluencia de fieles.

Cómo se llamará el 266 sucesor de Pedro lo sabrán los cardenales cuando una vez elegido el nuevo papa el cardenal Giovanni Battista Re, visto que el decano no puede entrar al tener 85 años, en nombre de todos los electores le pida si acepta y una vez dé respuesta afirmativa le pregunte: «¿Quo nomine vis vocari?» («¿Con que nombre quieres ser llamado?»).

El nuevo pontífice responderá «vocabor…» (Me llamaré…).
Después el cardenal protodiácono, en esta ocasión el francés Jean Louis Tauran, anunciará a la ciudad de Roma y al mundo quién es el nuevo papa y qué nombre ha tomado.

A lo largo de la historia de la Iglesia los papas no siempre cambiaron de nombre. Hasta el año 532 todos los sucesores de San Pedro usaron sus nombres de pila y así nos encontramos con San Lino, San Anacleto, San Evaristo, San Alejandro, San Telesforo o San Igino.

Además del nombre se sabía de dónde procedían (Lino de Tuscia, Anacleto romano, Evaristo el griego, Telesforo el griego, Iginio el griego, entre otros).
Pero el 31 de diciembre del año 532 fue elegido papa Mercurio el romano. Mercurio era nombre pagano, por lo que el nuevo pontífice cambió de nombre y se llamó Juan II, en honor de su predecesor Juan I, un mártir de la Tuscia (zona del norte de Roma) que reinó en la Iglesia desde el 13 de agosto de 523 al 18 de mayo de 526.

Juan II fue papa hasta el 8 de mayo de 535 y a partir de ese momento muchos de sus sucesores le imitaron y comenzaron a cambiar el nombre de pila por el de apóstoles, mártires u otros papas.

Hasta ahora, el nombre más repetido han sido Juan. El último que lo usó fue el cardenal italiano Angelo Roncalli, que decidió llamarse Juan XXIII (1958-1963).

Cuando Roncalli, que fue beatificado por Juan Pablo II, eligió el nombre de Juan los cardenales le recordaron que sería Juan XXIII, como un antipapa, a lo que él dijo que no tenía miedo a ser confundido con un usurpador de la cátedra de San Pedro.

«Me llamaré Juan, un nombre dulce y al mismo tiempo solemne», dijo el llamado Papa Bueno, cuyo corto pontificado fue muy prolífico. Escribió ocho encíclicas, entre las que destacaron «Mater et Magistra» y «Pacem in Terris», y convocó el importantísimo para la Iglesia católica Concilio Vaticano II.

Le siguen Benedicto XVI, tomado por el alemán Joseph Ratzinger (2005-2013), Gregorio XVI (el italiano Bartolomé Alberto Capellari, 1831-1846); Benedicto XV (Giacomo della Chiesa, 1914-1922); Clemente XIV (Giovanni Ganganelli, 1769-1774), León XIII (Vincenzo Gioacchino Pecci, 1878-1903), Inocencio XIII (Michelangelo Conti, 1721-1724) y Pío XII (Eugenio Pacelli, 1939-1958).

A la espera de conocer el nombre del futuro pontífice, muchos se aventuran a afirmar que se llamará Benedicto, Pío o de nuevo Juan Pablo.
Lo que sí parece claro es que no se llamará Pedro, ya que ninguno de sus 265 sucesores se atrevió a ponerse el nombre del apóstol.
esa demasiado.