Las tasas de desempleo de las mujeres con respecto a las de los hombres son más altas ahora que antes de la crisis económica y financiera mundial, una situación que no se prevé que mejore hasta 2017, según denunció un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

El informe “Tendencias Mundiales del Empleo de las Mujeres 2012” analiza las desigualdades de género en materia de desempleo, empleo, participación de la fuerza de trabajo, vulnerabilidad, y segregación sectorial y profesional. Hasta 2007, las diferencias entre el número de mujeres que tenían un empleo y el de hombres se habían atenuado con respecto a la década de los noventa, una tendencia que se revirtió entre 2008 y 2012, señala el documento.

En el lustro de 2002 a 2007 la tasa de desempleo femenina se situó en 5,8% y la masculina en 5,3%. Esta disparidad de un 0,5% se incrementó hasta el 0,7% en 2012, dado que la crisis destruyó 13 millones de empleos para las mujeres, revela el texto.

La crisis empeoró las disparidades de género en el desempleo en todas las regiones del mundo sin tener en cuenta si éstas fueron el centro o no de la debacle económica. “Las disparidades existían antes de la crisis y ésta no ha hecho más que exacerbarlas. Ahora más que nunca debemos integrar a la fuerza laboral femenina al mercado de trabajo”, dijo al presentar el informe la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Michelle Bachelet.

El texto revela que la crisis también afectó a los porcentajes de crecimiento del empleo de las mujeres, históricamente mayores —un 1,8% de las féminas respecto al 1,6% para los hombres— situándolos un 0,1 % por debajo de los de sus pares masculinos y sin proyecciones de mejorar hasta 2017.

Condiciones No sólo la cantidad de empleos para las féminas ha disminuido, sino que la calidad también ha retrocedido. En 2012, la proporción de mujeres que tenían un empleo vulnerable (trabajadoras familiares no remuneradas y trabajadoras por cuenta propia en contraposición a las asalariadas) es del 50%, mientras que la de los hombres se sitúa en el 48%. Otro de los problemas es que las mujeres siguen estando segregadas profesionalmente, dado que sigue habiendo barreras para que accedan a cierto tipo de trabajo. En 2012, a nivel mundial, un tercio de las mujeres estaban empleadas en la agricultura, cerca de la mitad en servicios (sanidad y educación) y un sexto en la industria.

Ante esta situación, el informe enumera una serie de directrices políticas que ayuden a disminuir las disparidades de género. Una de ellas es la mejora de las infraestructuras en el campo para ayudar a las mujeres de los medios rurales (electricidad, agua corriente, saneamiento, transporte).

Otras sugerencias son equilibrar la división del trabajo remunerado y no remunerado entre mujeres y hombres, principalmente a través de programas que promuevan la repartición de las responsabilidades familiares. Asimismo, el informe promueve un sistema fiscal que garantice que los impuestos no creen desincentivos para las familias con dos fuentes de ingresos.

La pobreza es el origen

A pesar de que el machismo persiste, el principal problema de la discriminación laboral de las mujeres en América Latina es la pobreza y el subdesarrollo, afirmó la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Michelle Bachelet, tras presentar un informe de la OIT. EFE