Icono del sitio La Razón

Currículo escolar 2023, retos de la vida y cambios

TRIBUNA

El sistema educativo debe renovarse y revolucionarse totalmente. Los docentes deben ser conscientes de los enormes desafíos que la vida y los problemas tienen preparados para el estudiante que ellos van formando. El sistema tradicional de aprender de memoria, estar encerrado en cuatro paredes y exigirles a los alumnos que atiendan, que no hagan ruidos, no molesten, ha ido agotándose y tiene que repensar otros rumbos y metodologías.

El mundo de hoy y la Bolivia de hoy no es la misma de hace 20 o 50 años. Han cambiado radicalmente y con ello nos han traído novedades, retos, peligros, miedos, pandemias, desastres, guerras y muchas oportunidades. Por ello, la educación está convocada a ser una respuesta a la vida, a las adversidades, a ser un instrumento que le sirva al estudiante para afrontar ese universo de situaciones que los tendrá a cada instante en su vida.

El Ministerio de Educación ha planteado un nuevo currículo educativo actualizado y desafiante para los docentes, padres de familia y los estudiantes. Propuesta que ya ha sido descalificada, rechazada, anunciando marchas de protestas contra la misma. Probablemente, no la leyeron bien o el ministerio no supo explicarles la revolucionaria alternativa que se plantea para la gestión escolar 2023. Ya lanzaron consignas de la politización de la educación, que se quiere adoctrinar al alumno, etc. La educación es un acto de liberación para sacar de las tinieblas y de la oscuridad a los que pasan por las aulas de los colegios, de lo contrario, que no haya maestros conscientes y valientes para formar a los estudiantes para la vida, para los desafíos del presente y del futuro.

Es cómodo rechazar algo que les exigirá más preparación, actualización y formación de acuerdo con los avances sociales, culturales, económicos, políticos y tecnológicos que la humanidad ha ido asumiendo, proceso que Bolivia debe acompañar. Nuestro país es tan intenso, plural, diverso, complicado que le exige no solo al sistema educativo fiscal y privado, sino al universitario, aceptar esta realidad y formar ciudadanos para la democracia, para los derechos humanos.

El nuevo currículo escolar contempla la profundización de temas fundamentales como: sexualidad humana integral, gestión ambiental, electrónica y robótica, uso responsable de las redes sociales, lecturas de libros y autores, tipos de violencia, derechos sexuales reproductivos, lengua originaria y extranjera, marketing digital, leyes bolivianas, proyectos de vida, la inflación y el PIB, la democracia, historia crítica, diálogo interreligioso y otros asuntos necesarios para su discusión.

La enseñanza en las escuelas ya no puede limitarse a sumar, restar, dividir, aprender de memoria fechas históricas, desfilar cada aniversario patrio y todo aquello que durante muchos años se ha venido haciendo, sin mayores sobresaltos ni exigencias.

Pues bien, ahora los maestros tendrán que ponerle la máxima dedicación y prepararse para responder con calidad y responsabilidad a este nuevo currículo educativo, que fundamentalmente busca encontrar y hallar las respuestas adecuadas a la complejidad del mundo y de Bolivia.

Recordarles a los teachers y padres de familia algunas certezas para que el sistema educativo tenga la capacidad de encararlos:

La vida es lo más importante, se desenvuelve en un permanente aprendizaje, se alimenta de los esfuerzos y lágrimas que protagonizan papá y mamá para asegurar la formación escolar de todos ellos. Este planeta Tierra es el único que tenemos y que no es nuestro, donde cada detalle cuenta para su cuidado y protección, como no botar la basura donde uno quiera.

El sistema educativo debe impulsarse a vencer los riesgos y los obstáculos que la sociedad siempre tiene frente a cada uno de sus integrantes, pero con base en los valores de bondad, solidaridad, justicia y de respeto. Cultivar el alma, el espíritu, el cerebro con los detalles de la vida y con las lecturas poderosas y revitalizantes que nos han dejado filósofos, literatos, científicos, religiosos, cuyos escritos no están hechos para grandes o todólogos, sino para ellos, que son más sensibles y aptos para aprender.

Impulsarlos a que reflexionen, que hagan y que digan lo que ellos piensan, sin tener miedo a las burlas o a las equivocaciones, alimentarlos en un viaje a su interior para que emerjan la curiosidad y el asombro en sus cabecitas.

Así que estimados profes y directores, antes de alistarse para los paros y las huelgas vayan preparándose y alimentándose de nuevos conocimientos y experiencias que les plantea el nuevo currículo escolar. Suerte y a seguir adelante.

Hernán Cabrera M. es periodista y licenciado en Filosofía.