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Economía argentina bajo el asedio del coronavirus y la deuda

Sometida a los golpes de la pandemia del COVID-19 sobre su economía, Argentina enfrenta además la delicada renegociación de su deuda, con un horizonte incierto en el que la pobreza y el desempleo van en aumento.

Tras más de cuatro meses de confinamiento y cuando faltan 10 días para que venza el plazo para adherir a un canje de deuda por unos $us 66.000 millones, los principales indicadores de la tercera economía de América Latina plantean un panorama difícil.

Actividad económica

La economía se contrajo 13,2% en los primeros cinco meses de este año en relación al mismo periodo de 2019. El Fondo Monetario Internacional proyecta una caída de 9,9% del Producto Interno Bruto en 2020.

Con una larga historia de hundimientos y recuperaciones, muchos economistas dan por descontado que en 2021 Argentina remontará, pero advierten que el país está plagado de regulaciones que limitan su potencial.

«La caída es muy profunda, entonces por definición en 2021 va a rebotar», dijo Matías Rajnerman, economista jefe de la consultora Ecolatina, al evocar que el país se encuentra en recesión desde 2018.

El ministro de Economía, Martín Guzmán, destacó ante un grupo de empresarios que el año próximo «habrá capacidad instalada ociosa alta y la reactivación del mercado interno va a ser fundamental para la recuperación económica».

Pero Héctor Rubini, académico en la Universidad del Salvador, en Buenos Aires, advierte que el despegue no será fácil en «una economía tapada de regulaciones, orientada al mercado interno y no al mundo, con el Estado como el centro de todo».

Desempleo

La tasa de desempleo fue de 10,4% en el primer trimestre de 2020. Ecolatina calcula que se eleva actualmente a 15% debido al freno de la actividad económica por el confinamiento -especialmente en los sectores de hotelería y restaurantes y la construcción-, y la informalidad.

A Rubini le preocupa la poca preparación ante los cambios futuros. «Por la misma enfermedad, las empresas van a enfrentarse a una economía diferente. Van a tener que robotizar más y veremos un progreso tecnológico que no genera empleo. El problema social se agrava y va a seguir en la post pandemia», estimó.

Sin acceso al crédito internacional y con un ambicioso plan de subsidios a la población más vulnerable y a las empresas, Argentina aumenta su déficit fiscal que cubre con emisión monetaria.

Ecolatina prevé que para este primer semestre el déficit estará en 3,3% del PIB, una mala cifra, aunque inevitable, pues «la alternativa es un mayor deterioro de los indicadores sociales», según Rajnerman.

«La gran pregunta es si los subsidios serán transitorios y terminarán cuando acabe el aislamiento o se mantendrán», se preguntó.

La inflación, mal endémico de Argentina, está por ahora contenida en torno a un todavía elevado 40% anual, frente a 53,8% en 2019. También el tipo de cambio de oficial se mantiene bastante estable en el marco de un estricto control de cambios, aunque el dólar en el mercado paralelo sube.

Pobreza

La pobreza cerró 2019 en una tasa de 35% de los casi 45 millones de argentinos. El gobierno calcula que actualmente se eleva a 40%. Desde que comenzó el aislamiento, 60% de los hogares ha visto disminuir sus ingresos y 39% ha dejado de pagar algún servicio público, según un reciente informe del PNUD.

Con la aprobación en medio de la crisis sanitaria de un ingreso familiar de emergencia, que abarca a 9 millones de personas, sindicatos y sectores cercanos al gobierno de centroizquierda de Alberto Fernández han planteado que se instaure un «salario universal».

Una de las llaves maestras para traer alivio a la economía argentina está en una reestructuración de $us 66.000 millones de deuda emitida bajo legislación extranjera, coinciden los analistas.

Aunque las negociaciones con los acreedores han acercado posiciones, el acuerdo todavía no se dibuja en el horizonte y no se descarta una nueva prórroga después del plazo del 4 de agosto para que las tratativas continúen.

Y aún quedará camino por andar. «Si se llega a un arreglo con los bonistas, el siguiente paso tendrá que ser un nuevo programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI)», que siga al de 2018, suspendido por el presidente Fernández y del cual Argentina ya recibió $us 44.000 millones, refirió Rubini.

Sin haber presentado un programa económico y con la idea de que «los planes de Argentina en los últimos años han sido un fracaso», Fernández declaró esta semana que prefiere «fijar objetivos y cumplirlos».

«Argentina tiene que desendeudarse. Para eso tiene que usar reservas, tiene que exportar, lograr el superávit comercial, una divisa competitiva y el equilibrio fiscal», dijo el mandatario ante el Consejo de las Américas.

(24/07/2020)