Editar en un país de no lectores ante la cuarentena
Tres editoriales nacionales luchan para mantenerse vigentes, a pesar de las restricciones que se han impuesto por la pandemia del COVID-19.
Charlar con gente a la que le gusta lo mismo que a él, leer, generó una sensación de pertenencia en Fernando Barrientos, luego de la primera reunión virtual que organizó su editorial —El Cuervo— el 4 de mayo. Restablecer estos lazos —“hacer comunidad”— a través del internet es una de las estrategias que diversas editoriales han puesto en práctica para tratar de salir adelante durante esta etapa de cuarentena por la pandemia del COVID-19. No son los únicos; Sobras Selectas también hizo algo similar y la Editorial 3600 participó muy activamente en las actividades virtuales organizadas por el Gobierno Autónomo Municipal de La Paz (GAMLP) por la celebración del Día del Libro.
Los directores de las tres casas editoriales nacionales —Barrientos (Editorial El Cuervo), Alexis Argüello (Sobras Selectas) y Willy Camacho (Editorial 3600)— reconocen que las redes y el internet se han transformado en caminos para paliar algunas consecuencias del autoaislamiento. Estas opciones implican, sin embargo, una acelerada transformación en este sector, que se alimenta sobre todo de pasión y creatividad, en un país con pocos lectores y casi ninguna política estatal de apoyo.
El anuncio de que el país entraría en una cuarentena total —el 21 de marzo— sorprendió a las casas literarias. El Cuervo tenía una presentación en agenda, Sobras Selectas una obra en la puerta de la imprenta y 3600 estaba imprimiendo libros retrasados de la gestión 2019.
“La situación se complicó ya en noviembre del año pasado, con los conflictos políticos que atravesó el país”, narra Camacho. “Nos fue imposible trabajar durante varias semanas, lo que ocasionó que se reprogramaran presentaciones desde noviembre hasta febrero de 2020. Estábamos poniéndonos al día cuando la pandemia paró todo”.
Al ser una editorial que sobrevive gracias a los trabajos de imprenta de una matriz mayor, el primer paso para ellos será conseguir contratos para imprimir material de diversa índole. Lo que implicará un retraso aún mayor y algo inevitable para todos estos tres emprendimientos: reducir la cantidad de títulos a publicarse.
El Cuervo tenía programadas 15 presentaciones esta gestión, entre las que se encontrarían novelas gráficas y traducciones, mientras que Sobras Selectas lanzaría cuatro estrenos. Todos reducirán números, como una primera, y obvia, medida, pero ninguno dejará de publicar novedades por completo. Esto implica que entraron en un proceso de autoformación, creación y propuesta de medidas que ayuden a su supervivencia.
Librerías como Lectura y Solo Libros han habilitado venta por internet y entregas a domicilio, que son propuestas interesantes y efectivas. Esas ventas contribuyen a las editoriales, pero solo constituyen cerca de un 30% de los ingresos de estos emprendimientos.
Los libros electrónicos son una de las opciones que las tres casas han experimentado. Aunque reconocen que no es un mercado explotado en Bolivia ni en Latinoamérica, con éxito hasta ahora.
Para 3600, detalla Camacho, es una opción que tienen presente desde ya hace algún tiempo, sin embargo no ha resultado una opción interesante. “Para vender un ebook se tiene que pasar el libro a otro formato, lo que no es difícil pero es moroso. Además, la mayor parte de las personas que leen aquí lo hacen en físico. Tendremos que ver si cambian de hábito”.
El Cuervo ha puesto a la venta recientemente cuatro obras en esta versión. Este paso fue una tarea pendiente que Barrientos y su equipo asumieron de forma experimental. La editorial trabaja a escala internacional hace varios años y en muchos casos no se consideraron los derechos de publicación en versión digital.
“La circulación de estos bienes culturales es un reto incluso para las grandes corporaciones que se dicen multinacionales. Llevar a México un libro publicado en Argentina se hace muy difícil, es por eso que los derechos suelen fragmentarse por región o incluso por país. En estos contratos no solíamos darle mucha importancia al detalle de los ebooks. Nos toca remediar esto, porque queremos llegar a 10 títulos hasta fin de mes”, describe el editor.
Argüello es un poco más cauto. Lanzará dos títulos primero y medirá las reacciones para continuar con otros dos. Uno de ellos será Caja de zapatos de Isabel Suárez. Otra de sus apuestas es el lanzamiento de pequeños fragmentos de obras, narrados por sus propios autores. A partir del impacto que estos tengan en las redes, definirá si convertir sus títulos en audiolibros pueda ser una opción viable.
Los audiolibros son otro formato prometedor en el que 3600 y El Cuervo ya han incursionado con anterioridad. La primera lanzó hace poco, junto a Proaudio, una selección de cuentos leídos por actores, la que está disponible por internet, mientras que la segunda vendió diversos derechos a plataformas internacionales. Si bien es una posibilidad concreta, aún ninguno tiene planes de lanzar obras en este formato pronto.
“Prueba y error, de eso se trata este momento para nosotros. Los ebooks y los audiolibros son interesantes, pero también hay que tomar en cuenta que pueden copiarse y enviarse. Estoy buscando marcas de agua que expliciten que no se deben hacer copias o algún mecanismo que disminuya esa posibilidad, pero no creo que pueda evitarse que circulen ilegalmente”, cuenta Argüello.
Más allá de los formatos de distribución, otro de los aspectos que deben repensarse son las principales actividades del sector: presentaciones y ferias. La posibilidad de realizar eventos masivos se ve lejana, es así que aparecen otras opciones. El paso de lo presencial a lo virtual parece ser un camino, que ya se está transitando en otras ciudades como Bogotá, cuya feria se realizó de esta manera.
Este trabajo —afirman los tres— está muy ligado a la pasión que sienten por la literatura, ya que económicamente hablando es apenas autosustentable. La ausencia de políticas estatales se hace más evidente en esta situación y los creadores exigen medidas que los ayuden a sobrevivir. Compras por parte de los gobiernos municipales y nacional, creación de fondos concursables y la aprobación de normas que permitan el desarrollo del comercio por internet son algunas de las ideas que lanzan sobre la mesa.
3600 y El Cuervo han liberado títulos en forma gratuita, como una contribución a hacer del arte algo más democrático, pero reconocen el riesgo que implica: fomentar la idea de que no es un oficio por el que se deba pagar un precio justo.
“Queremos abrir la discusión sobre la remuneración y el respeto que debe darse a nuestro trabajo. Detrás de cada libro hay escritores, editores, diagramadores y un sinfín de personas”, expone Barrientos. “El amor al arte no puede ser el único motor que nos empuje. En esta situación se ha visto que lo único que nos queda son los libros, las artes, así que es momento de hablar de su importancia”, reclama Argüello, cuya frase “Seguiremos publicándolos (libros) sí, porque nos da la gana”, resume la rebeldía que comparten aquellos que apuestan energía y dinero para que obras literarias puedan producirse en Bolivia.