El Bono Juancito Pinto, ¿una política de estado?
El Bono Juancito Pinto, con 18 años de inversión en la educación boliviana, es un ejemplo exitoso de incidencia estatal.
El 26 de octubre de este año se cumplen 18 años de entrega consecutiva de un bono escolar, diseñado y ejecutado en 2006 en el primer año de Gobierno de Evo Morales. En esa época izquierdas y derechas criticaban el Bono; los argumentos sobraban, para unos era asistencialismo, o medidas del Banco Mundial, y que mejor era construir escuelas. Para otros era insostenible fiscalmente pues un gasto permanente debería tener fuentes permanentes. Por último, se decía que era un bono insignificante: Bs 200 al año.
El diseño del Bono Juancito Pinto lo hizo la Unidad de Análisis de Políticas Sociales y Económicas (UDAPE) con base en la experiencia de los Programas de Transferencias Monetarias Condicionadas (TMC), caracterizadas por el suministro de efectivo, la focalización en las familias pobres y la base de condicionalidad, como es el cumplimiento de un requisito, que en el caso de la educación fue la libreta escolar, que certifica el cumplimiento y vencimiento del año escolar.
Otras experiencias
En Latinoamérica se contaba con la experiencia de la nueva generación de planes sociales en educación como el Programa Progresa, en México; el Programa Nacional de Bolsa Escolá y Agente Joven, en Brasil; y en el caso boliviano con el Bono Esperanza, de la Municipalidad de El Alto para los niños inscritos en el primero de primaria. Adicionalmente existían otros programas centrados en salud y nutrición, como la Bolsa de Alimentacao y el Cartao Alimentacao, en Brasil.
La propuesta de UDAPE, a solicitud del Gobierno, por intermedio del vicepresidente Álvaro García Linera, fue iniciar una primera fase para un año, para el primero de primaria, donde el total de alumnos inscritos era de 257.477 y el costo estimado de Bs 51,5 millones (equivalente a $us 6,4 millones). La entrega tendría que hacerse en forma similar al Bono Sol.
La respuesta del presidente Evo Morales, con el Decreto Supremo 28899 del 26 de octubre de 2006 fue de extender los beneficiarios del Bono para los primeros cinco años de primaria, en las unidades educativas públicas de todo el territorio nacional. El subsidio de incentivo a la permanencia escolar, a sugerencia del ministro Juan Ramón Quintana, se denominó Juancito Pinto en homenaje al niño boliviano que se desempeñó como tamborilero del Regimiento Colorados del Ejército de Bolivia durante la Guerra del Pacífico.
Sosteniblidad del Bono
Así mismo, la constitución de un Fondo de Fideicomiso por el Ministerio de Hacienda a ser administrado por NAFIBO (Banco de Desarrollo actual) con base al aporte de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), de la suma de Bs 248.500.000 de los recursos provenientes de la nacionalización de los hidrocarburos.
Para aclarar a los que critican la burocracia estatal, se creó una Unidad Ejecutora en el Ministerio de Planificación del Desarrollo, cuyo funcionamiento no representó una carga adicional para el Tesoro General de la Nación en la gestión 2006, estando Carmen Alcoreza a cargo de la Unidad Ejecutora, por cuenta del presupuesto de UDAPE. Adicionalmente se instruyó a las Fuerzas Armadas de la Nación, brindar el soporte logístico necesario que garantice la seguridad y alcance geográfico para materializar de manera satisfactoria el pago del Bono Juancito Pinto en todo el territorio de la República.
En 2006, los beneficiarios fueron 1.084.967 estudiantes y el monto desembolsado Bs. 217 millones. Para tener una idea del monto “derrochado” cabe tener en cuenta que en el 2003 el Presupuesto General de la Nación tenía una partida de Gastos Reservados por Bs 143,5 millones, gastos que fueron suprimidos el 24 de abril de 2006, con el decreto 28686. En 2024, los beneficiarios se duplicaron, así como también el monto (Gráficoadjunto).
Beneficios
El incentivo a la permanencia escolar tuvo su beneficio tangible, puesto que en 2005 la tasa de deserción escolar bajó del 6,4% al 0,64% en 2023 según datos oficiales. Lo cierto es que veo menos niños y niñas estirando su manito en la calle y su lugar está en el colegio.
De conformidad con el Plan Nacional de Desarrollo 2006-2011, el sector hidrocarburos “se convierte en el motor estratégico de la economía al generar excedente y divisas”. El excedente generado se destina al propio sector, al sector generador de ingresos y empleo y al sector social. La idea del Bono Juancito Pinto en 2006 fue justamente que el sector hidrocarburos transfiera parte de su excedente financiando el Bono y así lo hiciera sostenible. En 2024, según el ministro de Economía y Finanzas Públicas, Marcelo Montenegro, “los recursos provienen de empresas estratégicas como YPFB, que aportará, Bs220 millones; la Empresa Nacional de Electricidad (Ende), con Bs90 millones; y la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel), que contribuirá Bs52 millones”.
Entre 2006 a 2024 se desembolsó por el Bono Juancito Pinto un total acumulado de Bs7.425 millones, un equivalente al 2,3% del PIB de 2023. Y para tener una idea, entre 1989 al 2005 los gastos reservados fueron Bs1.500 millones, equivalentes al 1,95% del PIB de 2005. Si habría que escoger entre el Juancito Pinto y los gastos reservados, ¿cuál escogería usted?
Me preocupa mucho en el país la tendencia creciente hacia la famosa sierra eléctrica de Milei con su éxito de déficit cero en Argentina. Ojalá no empiecen con el Bono Juancito Pinto que representa en promedio solo el 0,20% del PIB y que debería seguir siendo una política de estado para beneficio de los estudiantes bolivianos, independiente de quien gobierne.
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