Equipos de emergencia lanzaron ayer una operación para realizar «incendio controlado» para detener la expansión de un gigantesco derrame de petróleo en el Golfo de México, tras el hundimiento de una plataforma petrolera cerca de la costa ecológicamente frágil de Luisiana. Una flota de lanchas desplegadas por el servicio de Guardacostas y la firma británica de energía BP comenzaron a barrer las concentraciones más densas de crudo hacia una barrera flotante de 150 metros de largo resistente al fuego.

«Este petróleo será luego desplazado hacia una zona más alejada, donde se encenderá y se quemará de manera controlada», según un comunicado conjunto.

«El plan consiste en fuegos restringidos y controlados de varios miles de galones de petróleo que deberían durar cerca de una hora cada uno», añade el documento. 

La drástica decisión de encender un fuego en el mar es vista como una intervención necesaria debido a que la gigantesca mancha de petróleo ha avanzado a una distancia de casi 40 kilómetros de los pantanos de Luisiana, un importante santuario para aves acuáticas y otras especies salvajes de la zona.