La imputación de la segunda hija del Rey de España, la infanta Cristina, en una investigación por corrupción que apunta a su marido, era una “decisión inevitable” que “pone en jaque” a la Corona española, según la prensa española.

“La mejor manera de impedir que la jefatura del Estado, sometida a una enorme presión, caiga en un deterioro insuperable es precisamente que la infanta Cristina comparezca lo antes posible ante la justicia como imputada”, escribe el diario progresista El País.

“Era un hecho cantado”, esgrime el conservador El Mundo sobre la declaración que debe hacer el 27 de abril en un juzgado español la infanta como imputada del caso Nóos, que apunta principalmente a su marido, Iñaki Urdangarin.

El juez Castro, que investiga desde 2011 el desvío de millones de euros públicos a través de una sociedad de mecenazgo presidida por Urdangarin, dijo que existen indicios de que la infanta cooperó con su esposo en esta trama. Esta decisión “pone en jaque a la Corona” y “deja groggy a una institución que lleva contra las cuerdas 17 meses”, señala El Mundo, que augura un difícil porvenir para el príncipe heredero Felipe, de 45 años.

Aun así, “la noticia era inevitable”. “Otra cosa hubiera dado origen a todo tipo de sospechas y a la insoportable impresión de que se violentaba el Estado de derecho”, asegura El País, según el cual la imputación “confirma que el Estado de derecho funciona en España”.

Subrayando su “máximo respeto por las decisiones judiciales”, la Casa Real expresó “su sorpresa” con la decisión de Castro, quien en 2012 desestimó imputar a la infanta. Sin embargo, la hija menor del rey Juan Carlos, séptima en la línea sucesoria al trono de España, podría eludir el mal trago ya que un fiscal anticorrupción recurrirá la citación, argumentando “la falta absoluta de indicio de participación en hecho delictivo alguno”.

Primer miembro de la realeza española imputado en un caso de presunta corrupción, la infanta estuvo al margen de una investigación que se acercaba cada vez más al círculo íntimo del monarca, de 75 años, cuya imagen se vio duramente afectada por el escándalo.