La elección de Dilma Rousseff como primera presidenta de Brasil consolida el proyecto político iniciado hace ocho años por Luiz Inácio Lula da Silva al tiempo que abre el interrogante sobre cómo manejará los hilos del poder al tener que articular con varias fuerzas.

Su primer gran desafío será conseguir un acuerdo con los partidos de la alianza que la llevó al poder para repartirse en la próxima legislatura, que empieza el 1 de febrero, las presidencias del Senado y de Diputados, cargos codiciados por la influencia que ejercen sobre el rumbo político del país.

Para fortuna de ella, la oposición, que sale de estas elecciones mermada en el Legislativo, está fuera de cualquier aspiración directiva, pero tendrá que conciliar la ambición del Partido de los Trabajadores (PT) con la de su principal aliado, el poderoso Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que aportó a la fórmula al vicepresidente electo Michel Temer.

Aliados. El PMDB, que ha formado parte de todos los gobiernos brasileños desde el regreso de la democracia, en 1985, se caracteriza por su voracidad burocrática, por lo que, para lograr un acuerdo, Rousseff tendrá que mostrar que heredó de Lula no sólo los más de 55 millones de votos que consiguió anoche, sino algo de su capacidad negociadora.

Anoche, en su primer discurso como presidenta electa, Rousseff agradeció a Lula y elogió su liderazgo, pero mostró que está lejos de emocionar a las masas con la pasión con la que lo hace el antiguo sindicalista.

Más allá de su personalidad adusta, la pregunta que todos los analistas se hacen es si su experiencia como ministra de Minas y Energía y de la Presidencia en el gobierno de Lula será suficiente para conciliar los intereses de su partido con los de sus aliados.

«Dilma no tiene experiencia en lidiar con tantos sectores e intereses como la propia coalición gubernamental, de 10 partidos, y tendrá que mostrar juego de cintura para negociar con el PMDB, que va a cobrar el apoyo al Gobierno», dijo a EFE la analista María do Socorro Braga, de la Universidad Federal de Sao Carlos.

Según la especialista, la tarea no será fácil puesto que el PT seguramente «no va a querer ceder espacio porque tiene la mayor bancada en la cámara» y es ahí donde Rousseff tendrá que mostrar que es tan respetada como Lula en su propio partido.

Fuera de ese primer desafío político, tendrá que mantener el rumbo de la economía en sus cuatro años de mandato y seguir con los planes sociales de Lula porque los brasileños votaron por esa continuidad, pero al mismo tiempo tendrá que encontrar la forma de cumplir ese compromiso sin deteriorar la situación fiscal del país.

PT liderará diputados
En la próxima legislatura, el PT será la principal fuerza en Diputados con 88 legisladores, de 513. En el Senado será la segunda, con 14 escaños ante 18 del PMDB, de un total de 81.

Opinan ex cancilleres

Armando Loaiza
‘La relación deberá ser más racional’

Creo que nuestro Gobierno y nuestra Cancillería, teniendo presente que ya no estará el presidente Lula da Silva, quien tuvo una actitud muy solidaria y bastante complaciente con el Gobierno boliviano, deberá manejarse con un criterio de más racionalidad y dejar de lado el acento excesivamente ideológico, que no habrá con Dilma Rousseff, quien tiene fama de ser una gestora y administradora muy severa y muy pragmática.

Gustavo Fernández
‘No habrá cambios sustantivos’

Creo que no habrá cambios sustantivos. El sistema político brasileño descansa en una coalición de varios partidos que mantienen siempre una posición de equilibrio entre los distintos intereses regionales, sociales y otros. De manera que no debe esperarse un cambio dramático de la política interna y externa de Brasil. Rousseff manejó directamente el tema del gas con Bolivia y conoce muy bien éste y otros temas.

Serra dice que comienza la lucha

José Serra, candidato derrotado en las elecciones, felicitó por su triunfo a la presidenta electa, Dilma Rousseff, le deseó que «haga bien» al país y anunció el «comienzo de la lucha» que sostendrá la oposición.

«Apenas estamos comenzando una lucha de verdad. Vamos a dar nuestra contribución al país, en defensa de la democracia, de la libertad, del derecho de todos a ser oídos y de la justicia social», afirmó el candidato perdedor ante sus seguidores en la sede del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) en Sao Paulo.

Visiblemente apenado, José Serra aseguró que no se despide de su carrera política, sino que dice apenas un «hasta luego», después de perder en su segundo intento de aspirar a la presidencia de Brasil.

«Quiso el pueblo que no fuese ahora», dijo Serra, que antes de estas elecciones, disputó las del 2002 en las que perdió ante el actual presidente Luiz Inácio Lula da Silva, reelegido luego el 2006. Agradeció el apoyo a los 43,6 millones de brasileños que le votaron, así como a sus correligionarios y compañeros de campaña.

«Hemos enfrentado fuerzas terribles (durante la campaña) y ustedes cavaron una trinchera, construyeron una fortaleza y consolidaron el campo político en defensa de la libertad y la democracia en Brasil», manifestó el candidato, frente a sus seguidores que lo interrumpieron varias veces con aplausos.

Segunda vuelta en el gigante de la región

Lula da Silva
‘Este día es de ella’

-El presidente Luiz Inácio Lula da Silva decidió ayer no sumarse a los festejos por la victoria de Dilma Rousseff, porque «este día es de ella», según fuentes oficiales.

Hugo Chávez
‘Vienes de lejos compañera’

-El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, celebró el triunfo de Rousseff. «Vienes de lejos, compañera. Sabemos de dónde vienes, de las batallas por Brasil».

Cristina Fernández
Da la bienvenida al club

-La presidenta argentina, Cristina Fernández, llamó a Dilma Rousseff para felicitarle y darle la bienvenida al «club de compañeras de género», según fuentes oficiales.