Todo el proceso del Censo 2024 ha sido caótico y desordenado, comenzando por las protestas de grupos opositores al Gobierno en 2022 y culminando con el desconocimiento de los resultados por parte de diversas figuras políticas del país. La pregunta es: ¿alguien se beneficia con los resultados del Censo 2024?

Si bien, desde una perspectiva meramente estadística y matemática, Santa Cruz es el departamento que se podría considerar ganador debido a su alto crecimiento, en realidad, no son los actores políticos ni los ciudadanos de Santa Cruz quienes se benefician. En lugar de eso, se termina por politizar y polarizar aún más una relación conflictiva entre estos actores y el gobierno de turno. No es la primera vez que ocurre, ya que la relación entre la gestión del MAS desde 2006 y los actores políticos de Santa Cruz ha sido muy tensa y, en ocasiones, ha llevado a situaciones de crisis.

Asimismo, los actores políticos de otros departamentos que también han crecido, como La Paz y Cochabamba, no han logrado encauzar las demandas regionales como una problemática nacional. Cada actor de cada departamento y ciudad ha salido a representar una lucha propia. Los casos de los alcaldes Arias, Copa y Reyes Villa son prueba de que el proceso del Censo 2024 se ha convertido en un tablero de ajedrez en el que los gobiernos municipales y departamentales juegan contra el Gobierno nacional.

El resto de los departamentos aún se encuentra en proceso de desarrollo y crecimiento. Los casos de Oruro y Pando demuestran que son lugares más atractivos fuera del eje central. La relevancia política de ambos es incierta debido a la falta de actores políticos capaces de encauzar una demanda nacional. A medida que crece la población, los departamentos que más crecen son los que reciben mayor énfasis en las campañas electorales. El proceso electoral de 2025 está estrechamente ligado a los resultados del Censo 2024, especialmente en lo que respecta a la campaña por los votos.

Por otro lado, los departamentos que menos crecen fuera del eje central son Beni, Potosí y Chuquisaca. Aunque en el caso de Chuquisaca se podría argumentar que, al tener la capital del país, aún podría jugar un papel relevante en el escenario político, la realidad es que no tiene la relevancia política o económica suficiente para encauzar una demanda nacional. Beni, por su parte, es un departamento donde regularmente la oposición gana, lo que limita su impacto político a ser un bastión opositor al MAS. Potosí, a pesar de haber perdido mucha relevancia económica, aún mantiene su importancia política gracias a los mineros, quienes son los principales actores políticos del departamento y plantean demandas regionales, aunque no nacionales.

Al final de todo, nadie gana con los resultados del Censo 2024. Los actores políticos del eje central intentan encauzar sus demandas de forma regional; si se mide por asignación de recursos y escaños, se termina aislando a cada uno como una demanda regional que no beneficia a los otros departamentos. Los actores políticos que no están en el eje central quedan relegados a un plano más regional, en el que nadie busca intervenir para apoyar a otros departamentos, ya que esto afectaría directamente a sus intereses regionales. En resumen, el intento de convertir el Censo en una causa nacional terminó por transformarse en un conjunto de causas regionales.

Hernán Murillo
es cientista político