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España vive un viernes negro con malas noticias económicas

Desde el comienzo de la crisis de la deuda en la Eurozona en 2010, el consenso de los defensores de la moneda única europea consistió en sostener que si los gobiernos nacionales aplicaban severas políticas de austeridad, que implicarían la reducción del crecimiento y la pérdida de puestos de trabajo, serían premiados por inversores extranjeros que estarían mejor dispuestos a comprar bonos de la deuda.

Al costo social alto se corresponderían convenientes tasas de interés bajas. En Grecia, en Irlanda y en Portugal, el método fracasó en conducir, sin embargo, hasta sus esperados frutos.

Bonos. En España, cuantas más medidas de austeridad introduce el gobierno de derecha del Partido Popular (PP) del presidente Mariano Rajoy, más extranjeros se deshacen de los bonos españoles que tenían. La calificadora de riesgos Standard & Poors degradó la nota de España de A a BBB+, dejándola al borde de los países que conservan el status de merecer inversiones extranjeras.

Sólo un par de semanas atrás, el ministro de Economía, Luis de Guindos, repitió a quien le preguntara que cualquier aumento en el IVA era derrotista, porque desalentaría el ya desalentado consumo. Ayer, Luis de Guindos anunció que aumentará el IVA, los impuestos al consumo, y creará nuevos impuestos para el tabaco y el alcohol.

El desempleo sigue creciendo.  Los analistas no prevén que la tendencia se revierta en el corto plazo. La cifra que dio a conocer ayer el Instituto Nacional de Estadística es de 5.639.500 personas desempleadas, un 24,44% de la población, 365.900 personas más entre enero y marzo.

El número de hogares con todos sus integrantes sin trabajo también aumenta: 1.728.400, lo que supone 153.400 familias más que en el trimestre anterior y 342.400 más que un año atrás. Los analistas coinciden en enfatizar que las perspectivas son poco optimistas, sobre todo por el impacto que tendrán los nuevos ajustes y recortes antidéficit promovidos por el Gobierno.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó un informe en el que alerta sobre la deuda oculta de los bancos españoles. Denuncia la falta de transparencia bancaria; usa el eufemismo inglés masked (enmascarados) para referirse a activos tóxicos y balances no saneados. La deuda de los créditos en España equivale a 190 mil millones de dólares, la cifra más alta del país desde octubre de 1994.