Rodrigo Granda, conocido como el “canciller” de las FARC, negó ayer que esta guerrilla se dedique al narcotráfico y afirmó que su relación financiera con las drogas se restringe al cobro de un impuesto en las zonas en las que se cultiva o se comercia con coca.

“Somos una organización política y militar con objetivos claros y definidos”, remarcó, a tiempo de recordar que, desde la década de los 90, las FARC han rechazado las prácticas de narcotráfico en sus escritos.

“No tenemos relación con la cuestión de laboratorios. Hemos dicho que se cobra un impuesto en las áreas en las que se produce la coca, eso es para los comerciantes que entran a vender y a comprar la coca para la reventa; pero la cuestión del tráfico, exportación, no la tenemos”, dijo el dirigente.