Feministas de EEUU lloran muerte de Ginsburg y temen por su sucesión en la Suprema Corte
El presidente republicano Donald Trump, que tiene la atribución constitucional de nombrar a los jueces de la Suprema Corte, y a quien ya le tocó designar a dos magistrados
Antes de ingresar a la Suprema Corte de Estados Unidos, Ruth Bader Ginsburg ya era una defensora de la causa de las mujeres, pero su muerte amenaza uno de los principales logros feministas: el derecho al aborto.
Apenas se anunció su muerte a los 87 años el viernes, los grupos defensores de los derechos de las mujeres lloraron la pérdida de su ídolo, «un gigante de la ley» y «una fuente de inspiración para millones de mujeres», al tiempo que hicieron sonar las alarmas.
«Esta noche honramos su legado, pero mañana tendremos que luchar para preservar los ideales que defendió durante toda su vida», advirtió Alexis McGill Johnson, que preside la poderosa organización Planned Parenthood.
«Ruth Bader Ginsburg fue un ícono, una pionera, una heroína, una leyenda» y su ejemplo «debería inspirarnos en los difíciles días que se avecinan», dijo por su parte Shaunna Thomas, directora del grupo feminista UltraViolet.
¿Los motivos de tanta inquietud? El perfil de quien la suceda.
El presidente republicano Donald Trump, que tiene la atribución constitucional de nombrar a los jueces de la Suprema Corte, y a quien ya le tocó designar a dos magistrados, dijo este sábado que recurrirá a esa potestad «sin demoras», seguramente antes de las elecciones del 3 de noviembre.
Muchos legisladores republicanos instan a Trump a actuar y, para galvanizar a los votantes de la derecha religiosa, ya publicó una lista de posibles candidatos, muy conservadores, la mayoría de ellos abiertamente hostiles a la interrupción voluntaria del embarazo.
Mujer, judía y madre
El senador Tom Cotton, que figura en esa nómina, no oculta sus intenciones: «Es hora de poner fin a Roe v. Wade», tuiteó en referencia al fallo histórico de la corte que, en 1973, legalizó el aborto en todo Estados Unidos.
Si uno de ellos reemplazara a Ginsburg, el alto tribunal podría validar las innumerables restricciones al aborto adoptadas por los estados republicanos, que ella, una acérrima defensora del derecho de la mujer a decidir, logró evitar con su voto.
Esta letrada con determinación inquebrantable fue la segunda mujer en ingresar a la Suprema Corte cuando el presidente Bill Clinton la designó en 1993.
Aunque nunca pensó que con ello impulsaría la causa de la mujer, luego de que su madre no pudiera estudiar por su condición de mujer, o que ella misma fuera rechazada por los bufetes de abogados de Nueva York cuando se graduó de la prestigiosa Universidad de Columbia en 1959.
«Tenía tres cosas en mi contra. Una, era judía. Dos, era mujer. Pero lo más grave era que era madre de una niña de 4 años», explicó después.
Luego luchó contra las leyes que, en su momento, autorizaban la discriminación «por razón de sexo», tanto en términos de salario como de prestaciones sociales o contratación.
«Una luchadora»
Entre 1972 y 1978, siendo abogada de la poderosa asociación de defensa de los derechos civiles ACLU, Ginsburg se presentó en seis ocasiones ante la Corte Suprema. Excelente estratega, eligió casos susceptibles de atraer la simpatía de los jueces más conservadores.
En 1975, incluso defendió a un viudo víctima de una ley que reservaba la ayuda para el cuidado de los niños a las mujeres, episodio narrado por Hollywood en un filme titulado «Una mujer excepcional», en el que la actriz Felicity Jones encarna a Ginsburg.
Ella ganó ese caso, así como otros cuatro ante el alto tribunal.
Una vez integrante de la Suprema Corte, luchó por la igualdad de las minorías sexuales y otras causas progresistas, como la defensa de los migrantes o la protección del medio ambiente.
Pero fueron sus primeras batallas las que le granjearon una comparación con el primer juez negro de la Corte Suprema, Thurgood Marshall, figura de la lucha contra la segregación racial.
Tras conocerse su muerte, muchas jóvenes acudieron espontáneamente a rendirle tributo a los escalones de la Corte Suprema.
En ropa deportiva, la senadora demócrata Kamala Harris, la primera mujer negra candidata a la vicepresidencia de Estados Unidos, también habló este sábado frente al edificio neoclásico que se levanta frente al Capitolio en Washington.
Ginsburg «fue uno de mis íconos, una pionera, una luchadora», dijo a la AFP. «Ella era una mujer en todos los sentidos de la palabra».
(19/09/2020)