El ex presidente cubano Fidel Castro cumple 84 años, recuperado de la grave enfermedad que lo apartó del poder el 2006 y en una imparable actividad pública centrada en la política internacional, sin disputarle el mando a su hermano Raúl.

Castro, quien cedió el poder tras haber gobernado 48 años, retornó hace un mes con una energía impensable en alguien que estuvo entre vida y muerte, obsesionado por alertar del riesgo de una guerra nuclear, y alejado de problemas domésticos.

«Lo mío es decir las cosas y los acontecimientos para que cada cual decida (…) Los compañeros no son gente que yo deba llevar del dedo, de la mano, a hacer las cosas», dijo esta semana aludiendo al gobierno de Raúl Castro en entrevista con periodistas venezolanos.

La eclosión de salidas, que coronó en el Parlamento hace cinco días, generó interpretaciones que van desde desacuerdos o rivalidad de protagonismo con su hermano hasta un cogobierno con tareas claras: Raúl decide y se ocupa de Cuba, Fidel aconseja y está en lo internacional.

Cuando estalló su crisis de salud en julio del 2006, Fidel delegó sus cargos a Raúl y renunció formalmente en febrero del 2008. Pero conserva el poderoso cargo de primer secretario del gobernante Partido Comunista.

Raúl, quien dijo consultar a su hermano para decisiones claves, emprendió algunos cambios para mitigar la crisis económica y aprietos de la vida diaria, aunque más lentos y tímidos que lo esperado por la población.

Opositores, analistas y un sector de cubanos ven en la mejoría de Fidel un retraso en los cambios emprendidos por Raúl.