La filtración de decenas de miles de archivos secretos de las fuerzas estadounidenses desató ayer la indignación de los países que luchan en Afganistán, por temor a que se ponga en peligro las vidas de las tropas extranjeras que combaten a los talibanes.

Unos 92.000 documentos fueron publicados el domingo por la noche por el sitio web Wikileaks con detalles inéditos de la guerra en Afganistán, tomados de archivos del Pentágono e informes de la situación en el terreno, con fechas que van del 2004 al 2010, reportó la AFP.

La filtración revela, entre otras cosas, operaciones encubiertas o muertes de civiles de las que nunca se informó públicamente. Por su parte, la agencia EFE indicó que además de estos documentos, la organización que los filtró, Wikileaks, se ha reservado otros 15.000 a petición de su fuente, aunque asegura que los publicará posteriormente tras ocultar datos que puedan ser perjudiciales

La publicación del material motivó de inmediato una condena tajante de la Casa Blanca. «EEUU condena firmemente la publicación de información clasificada por parte de personas y organizaciones que podrían poner las vidas de estadounidenses y de nuestros aliados en riesgo, y amenazan nuestra seguridad nacional», dijo el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, James Jones.

Gran Bretaña dijo que lamentaba la filtración, pero llamó a Pakistán a desmantelar todos los grupos militantes que operan en su territorio. «Lamentaríamos cualquier revelación no autorizada de material clasificado», dijo una portavoz de Downing Street, y agregó: «La Casa Blanca ha hecho una declaración. No comentaremos sobre documentos filtrados».

Los documentos contienen, entre otros, notas confidenciales de la embajada de Washington en Kabul, donde se expresa preocupación por lo que denuncian como una creciente influencia de Irán en Afganistán, señala un resumen divulgado este lunes por el diario británico The Guardian con base en el sitio web.

El fundador de Wikileaks, Julian Assange, defendió la fiabilidad de los documentos. «No tenemos ninguna razón para dudar de la fiabilidad de estos documentos», afirmó en una rueda de prensa en Londres. «Nunca hemos publicado información que no estuviera contrastada o revisada».

Assange consideró que los comunicados de condena de los gobiernos de EEUU y el Reino Unido por la publicación de estos documentos son la mejor prueba de su veracidad.

«Esa no es la auténtica historia de este material. El auténtico material es que la guerra es una cosa maldita detrás de otra. Lo importante son los continuos pequeños eventos, la continua muerte de niños, de insurgentes y de fuerzas aliadas», argumentó.

Assange, que fundó Wikileaks hace tres años, hizo hincapié en las operaciones de la llamada Task Force 373, un «escuadrón de la muerte» de las fuerzas especiales estadounidenses, encargado de asesinar a una serie de personas incluidas en una lista cuya configuración era arbitraria, según los datos que obtuvo del Pentágono.

EEUU evalúa el daño de la revelación

El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, dijo que el material «no contiene grandes revelaciones», pero sí «nombres y operaciones. Eso tiene un efecto comprometedor en la seguridad».