El Fondo Monetario Internacional (FMI) bajó hoy su previsión de crecimiento para Estados Unidos en 2013, aunque tomó nota de la aparición de «algunas señales esperanzadoras» en su economía.

El Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos aumentará 1,9% este año (0,2 puntos menos que lo previsto en enero), mientras que el crecimiento se acelerará a 3,0% en 2014, señaló el Fondo en su informe semestral.

La economía estadounidense se desacelerará con respecto a 2012, cuando el crecimiento (según cifras oficiales de 2,2%) se mantuvo «deslucido», según el informe. Pero, ahora, «la recuperación comienza a mostrar algunas señales esperanzadoras», apuntó.

«El alza del crédito ha tomado velocidad y las condiciones para los préstamos bancarios se distienden lentamente», indicó el Fondo, que destaca el repunte de la actividad de la construcción, el alza de los precios de los inmuebles y la creación de empleo en la segunda mitad de 2012.

El Fondo, que presentó su informe en vísperas de su asamblea general en Washington, estimó que los riesgos que pesan sobre la economía estadounidense han retrocedido en comparación con el otoño pasado.

A su juicio, el principal riesgo externo «sigue siendo una agravación de la crisis de la zona euro, que podría afectar a Estados Unidos tanto por el canal del comercio como de los mercados financieros», sobre todo en el caso de un fortalecimiento del dólar.

En cuanto a los riesgos internos, el informe teme que de mantenerse la enorme reducción del gasto público que se inició en marzo, más allá del fin del actual año fiscal (30 de septiembre), la economía estadounidense podría perder un 0,2 adicional de crecimiento en 2013.

Por los momentos, el Fondo estima que los recortes que Estados Unidos se impuso desde comienzos del año le costarán 1,75 puntos de crecimiento en 2013.

Nuevamente, el FMI advirtió contra la repetición del pulso político sobre el alza del techo de la deuda pública, tal y como ocurrió en el verano de 2011, así como «una falta de progreso de los planes de reequilibrio de las finanzas públicas a mediano plazo».

«La principal prioridad para Estados Unidos debe ser el desarrollo de un plan integral para reducir el déficit a mediano término», señaló el FMI, teniendo en cuenta la fragilidad de la recuperación económica y el hecho de que la banca central no puede seguir sosteniendo el crecimiento como lo ha hecho hasta ahora.