A cinco años de haberse iniciado la crisis, el FMI advirtió este martes contra la fragmentación creciente de la economía mundial, dividida entre el dinamismo de los países emergentes, la resistencia de Estados Unidos y el desacoplamiento preocupante de la zona euro.

Este escenario se traduce en cifras: el Producto Interno Bruto (PIB) mundial fue revisado a la baja este año a 3,3%, por debajo del 3,5% previsto en enero, según el informe semestral del FMI, divulgado en vísperas de su asamblea general de esta semana en Washington.

Sin que sea una sorpresa para nadie, la zona euro siguió siendo la principal preocupación para la institución de Washington, que espera ahora una recesión más pronunciada (-0,3%) en una región, según el mismo fondo, donde ya hay «cansancio ante la austeridad».

«A corto plazo, los riesgos provienen principalmente de la evolución de la zona euro, sobre todo de los acontecimientos futuros en Chipre y de la situación política en Italia», escribió el Fondo, en referencia a los dos puntos álgidos.

El controversial plan internacional de rescate de Chipre, en el que el FMI participa, se augura altamente riesgoso, mientra que Italia sigue sin poder formar un gobierno estable.

Una economía «a tres velocidades»

Al FMI le preocupa la distancia cada vez mayor que se está creando entre los países en el seno de la zona euro, que podría complicar la posibilidad de una mayor unión.

Pero ese no es el único riesgo: la zona euro, única en recesión en el mundo, se desacopla cada vez más del resto del mundo, complicando la cooperación entre los países y la búsqueda de soluciones globales.

«Lo que hasta ahora era una recuperación a dos velocidades, una rápida entre los países emergentes y otra más débil entre las economía avanzadas, se está volviendo una recuperación a tres velocidades», según el economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, por las diferencias de crecimiento entre la zona euro y Estados Unidos.

Debilitado por los recortes presupuestarios automáticos, Estados Unidos debe de todas maneras marcar el paso este año (crecimiento de 1,9%, una baja de 0,2 puntos porcentuales), según el FMI, gracias a la «demanda interna robusta» de la primera economía mundial.

La institución considera «inquietante» que el país no haya producido un plan creíble de reducción del déficit, mientras que estimó que un acuerdo político para aumentar el techo de la deuda debería alcanzarse rápidamente para evitar un cese de los pagos.

Los grandes países emergentes no son un problema. Pese a un crecimiento revisado a la baja en países como China (8,0%) o Brasil (3,0%), estas economías deben continuar su expansión en 2013 y seguir siendo los principales motores de la economía mundial.

«China regresó a un ritmo de crecimiento sano», estimó el fondo.

La institución ve una «excepción» en el norte de Africa y el Medio Oriente por las transiciones políticas que deberían disminuir el crecimiento de la actividad de esas regiones en comparación con 2012.

Por su parte, América Latina y el Caribe crecerán un 3,4% este año, 0,2 puntos menos de lo previsto en enero, pero las perspectivas para la región se tornan más optimistas, según el informe.

Por otro lado, el FMI se congratuló de que ciertos desequilibrios mundiales hayan disminuido, al juzgar «exagerada» la hipótesis de una guerra cambiaria.

«El dólar y el euro parecen están ligeramente sobrevaluado mientras que el yuan chino parece estar moderamente subvaluado», escribió el Fondo.

En momentos en que Japón ha flexibilizado su política monetaria, el FMI defendió nuevamente las medidas adoptadas por los bancos centrales para luchar contra la crisis (baja de las tasas de interés, inyecciones de liquidez).