Francia procedió ayer a la expulsión de 70 gitanos hacia Rumania, primer contingente de 700, en el marco del refuerzo de la política de seguridad del gobierno del presidente Nicolas Sarkozy, acusado por las ONG de tratar a esa comunidad como chivo expiatorio.

Varias familias con niños, transportando grandes valijas y en algunos casos bolsas de yute, llegaron poco antes de las 14.00 GMT al aeropuerto Aurel Vlaicu de Bucarest, constató una periodista de la AFP.

Varios de los 61 gitanos que llegaron en ese vuelo regular desde Lyon, en el centro este de Francia, indicaron haber vivido en Grenoble y volver a Petrosino, al oeste de Rumania.

«Por supuesto que pensamos volver a Francia. La vida es mejor que en Rumania, incluso cuando se es ilegal», confió a la AFP Ionut Balasz, de 26 años. «Era muy duro en Francia, había presiones todo el tiempo… la Policía, la Prefectura», declaró a la AFP Gabriel, un gitano repatriado junto a su mujer y sus dos hijas.

En total, unas 70 personas fueron repatriadas de Francia, nueve desde París y 61 desde Lyon, indicó a la AFP la Policía en las fronteras.

A cada una de las personas expatriadas se le realizó un examen individual que estudiaba las condiciones de su estadía en Francia», aseguró el Gobierno francés como respuesta a la Comisión Europea que recordó que «París tiene que respetar las reglas» de la libertad de circulación e instalación en la Unión Europea.