Francia intensifica su actuación en Mali tras una contraofensiva salafista
Unos 500 militares se suman a ese despliegue francés en todos los frentes abiertos, que según las fuentes se reforzará "en función de la situación", y que medios como el periódico "Le Monde" avanzan que podría llegar a los 2.500 soldados en los próximos días.
La actuación militar que la aviación francesa lleva a cabo en Mali desde hace tres días se intensificó hoy tras la contraofensiva salafista en el centro del país, donde los rebeldes han recuperado la localidad de Diabali, y en el oeste, considerado por las autoridades galas como «un punto difícil».
Tras una reunión en el palacio del Elíseo, el ministro galo de Defensa, Jean-Yves Le Drian, explicó que aunque los ataques contra los grupos rebeldes han dado «resultados extremadamente tangibles» en el norte y la situación avanza «favorablemente», está aún lejos de ser controlada.
«Esta mañana tomaron Diabali después de un combate importante y de la resistencia del Ejército de Mali, que estaba insuficientemente dotado en ese momento», añadió en una entrevista concedida posteriormente a la cadena BFM, donde recordó que los ataques aéreos persisten con el objetivo de recuperarla.
Según fuentes francesas, la llamada «Operación Cerval» ha logrado ya la recuperación de la ciudad de Konna, en el centro del país, y la destrucción de campos de entrenamiento y depósitos cerca de Gao, en la zona norte, bajo control salafista desde mediados de 2012.
Cuatro cazabombarderos clase «Rafale», seis Mirage 2000 y dos Mirage F1 forman parte de un dispositivo aéreo que, según indicaron a Efe fuentes del Ejército francés, tiene su principal base de operaciones en la capital de Chad.
Unos 500 militares se suman a ese despliegue francés en todos los frentes abiertos, que según las fuentes se reforzará «en función de la situación», y que medios como el periódico «Le Monde» avanzan que podría llegar a los 2.500 soldados en los próximos días.
Con la respuesta dada por el jefe del Estado, François Hollande, a la petición de ayuda lanzada el jueves por el presidente interino de Mali, Dioncunda Traoré, Francia se ha colocado en la primera línea de fuego de un conflicto en el que hasta la fecha el apoyo del resto de la comunidad internacional es logístico y político.
No se han ofrecido cifras oficiales sobre las bajas causadas en el bando rebelde, que según los medios se acerca al centenar, pero el ministro de Defensa sí ha dejado claro este lunes que el objetivo de las fuerzas francesas es «militar», y que por ello no actúan «cuando existe un riesgo para los civiles» en esa excolonia.
Los integrantes de los grupos salafistas Ansar Al Din, Monoteísmo y Yihad en África Occidental (MYAO) y Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), según París, se encuentran «extremadamente armados y muy motivados», y disponen además de importantes medios financieros, cuyo origen se atribuye al tráfico de drogas y al tráfico de rehenes.
Y la lucha emprendida por los franceses contra ellos ha sido saludada por la comunidad internacional, pero le ha valido al país la amenaza directa de esos mismos grupos, que según recogen hoy los medios galos, han asegurado que tras lo que califican de ataque al Islam, ellos van a «golpear el corazón» de Francia.
Francia solicitó este viernes que se acelere la aplicación de la resolución 2085 del Consejo de Seguridad de la ONU, que autoriza el despliegue de una misión militar africana en apoyo de Bamako, y este lunes está previsto que ese órgano celebre una reunión sobre la situación.
Entre tanto no han cesado los contactos telefónicos mantenidos tanto por Hollande como por el ministro de Exteriores, Laurent Fabius, y el de Defensa con jefes de Estado y de Gobierno, en los que se busca no solo intercambiar información sino también recabar apoyos.
«Las incursiones aéreas y el compromiso de Francia continúan», dijo hoy Le Drian, insistiendo en que se tiene el objetivo de «llegar hasta el final en apoyo de las fuerzas africanas y malienses», para restituir la integridad territorial de ese país.