El juez español Baltasar Garzón, artífice de la detención del ex dictador Augusto Pinochet y de investigar los crímenes del franquismo, dejó con lágrimas su puesto en la Audiencia Nacional, tras ser suspendido. Su paso para ser asesor de la Corte Penal Internacional queda en suspenso.

Garzón acumula tres causas en el alto tribunal y, según los analistas, la decisión del Poder Judicial de suspenderlo era obligada por la ley.

Según explicó en rueda de prensa la portavoz del Comisión General del Poder Judicial, Gabriela Bravo, la decisión de suspender cautelarmente a Garzón fue adoptada por unanimidad. 

Durante la celebración del pleno, que decidía sobre la suerte del magistrado, familiares de víctimas del franquismo se concentraron frente a las puertas del tribunal en apoyo al juez.

Tras la noticia, Garzón abandonó la Audiencia Nacional entre lágrimas (suyas y de otros), vítores y aplausos de compañeros y gente común.

Después de que se hizo pública la decisión, un experto de la Comisión Internacional de Juristas (CIJ), Gerald Staberock, advirtió que la independencia de la Justicia está en riesgo si a un juez se le abre un proceso penal por haber interpretado una ley.

De otra parte, juristas y organizaciones de derechos humanos de Argentina y Chile manifestaron su apoyo al juez español. «Las lágrimas del juez Garzón son hoy mis lágrimas», dijo el escritor y Nobel de Literatura portugués, José Saramago. Aseguró que la decisión de la Justicia es una de las noticias «más tristes y desesperanzadas» que ha recibido.

«Es aberrante lo que están haciendo con Garzón», precisó la presidente de la organización Madres de Plaza de Mayo de Argentina, Tita Almeyda.


Conocido como «juez estrella» 

Garzón llegó incluso a abrir una investigación a Silvio Berlusconi y dictó una orden de búsqueda y captura contra Osama Bin Laden. Desde la guerra sucia contra ETA, su primera gran causa, han pasado 22 años de trabajo.

El juez enfrenta tres procesos

Baltasar Garzón, el magistrado español más destacado en la lucha contra la corrupción, el terrorismo y firme defensor de los derechos humanos, afronta los momentos más amargos de su carrera, acosado por falangistas, pseudosindicalistas y abogados de personajes afectados por sus decisiones judiciales.

Garzón, el jueves 16 de octubre del 2008, se declaró competente para investigar los crímenes del franquismo por tratarse de crímenes contra la humanidad. El instructor de la causa Luciano Varela aseguró que Garzón «decidió conscientemente ignorar u orillar» la Ley de Amnistía.

En el segundo caso, Garzón organizó entre el 2005 y 2006 unos cursos en la Universidad de Nueva York. Según los querellantes, el magistrado cometió prevaricación y cohecho porque financió estos seminarios con dinero del Santander y posteriormente archivó una querella contra el presidente del banco.

El tercer caso se conoce como Gürtel. En  la investigación, Garzón ordenó grabar conversaciones en la cárcel entre algunos abogados de la trama. Las escuchas han sido anuladas y el juez está imputado por prevaricación y por un delito contra las garantías de la intimidad.