Unas 5.000 personas (según un cálculo de El País) en la capital española pusieron en jaque las medidas de control de las fuerzas de seguridad. Después de que por la mañana unos 300 policías echaran a los últimos acampados, el movimiento convocó a una protesta por la tarde contra la acción policial en el mismo lugar de donde habían sido expulsados.

La Delegación del Gobierno en Madrid tomó entonces una decisión drástica y sin precedentes: bloquear los accesos a la emblemática plaza y blindarla con un fortísimo dispositivo de seguridad. Incluso cerraron la estación de metro y cercanías de Sol.

Las medidas de control y cierre de Sol tras el desalojo dieron alas a los participantes en la protesta, que decidieron diversificar sus voces: mantenerse frente al cordón policial de Sol, manifestarse y cortar la Gran Vía, tomar la plaza del Callao, concentrarse en Cibeles y marchar por el Paseo del Prado hacia el Congreso, volver a la Puerta del Sol, celebrar una asamblea en la Plaza Mayor.

Después de alzar su voz por las mencionadas calles del centro de Madrid, y ante el fuerte cordón policial en la Cámara Baja, han decidido regresar a Sol por la calle de Atocha bajo el grito: «Esto es lo que pasa por echarnos de la plaza».

Los «indignados», tras recobrar fuerzas en la capital, se plantean ahora cómo retomar, si es posible, el emblemático Kilómetro Cero, mientras la Policía parecía determinada a acabar con las protestas en todas las plazas y calles madrileñas.

La limpieza y posterior blindaje policial de la plaza, estación de metro y cercanías incluidas, provocó durante el día una creciente oleada de respuesta ciudadana que se extendió por las redes sociales con la etiqueta «nopararemos» y acabó reuniendo a cada vez más personas en las inmediaciones del Kilómetro Cero. El desalojo y cerco de Sol pretendía poner fin a 79 días de acampada en el corazón de Madrid.

Según la Policía, los últimos de Sol eran en su mayoría indigentes y la protesta había degenerado en una ocupación de la vía pública.

Pero lo que parecía el final se convirtió en un principio. Ante la imposibilidad de alcanzar Sol, objetivo de la convocatoria inicial de la protesta de los indignados contra el desalojo («paseo por Sol a las 20.00», decían muchos de los mensajes distribuidos por Twitter), los manifestantes optaron por recuperar la dinámica de anteriores protestas y, tras una primera concentración en la plaza del Callao, enfilaron por la Gran Vía y luego de un rodeo volvieron a la Puerta del Sol.

Madrid y Roma bajo presión

Mientras las manifestaciones antisistema son más frecuentes en España, los intereses de los bonos a 10 años españoles e italianos alcanzaron ayer nuevos récords desde la creación de la Eurozona, en un mercado temeroso de que la deuda de estos países suba debido a la dificultad para crecer.