Según ha declarado el fiscal general del Estado, Eric H. Holder, hay «muy buenas pistas sobre el caso». El diario The Washington Post ha informado de que el ataque  «parece haber sido coordinado en un complot con vínculos internacionales».

De momento, ni Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Nacional, ni el jefe de la policía neoyorquina, Raymond Kelly, se atreven a apuntar con el dedo a nadie, ni al terrorismo de origen musulmán ni al de extrema derecha.

Pero según la declaración del fiscal Holder, el ataque «parece haber sido coordinado por varias personas en un complot con vínculos internacionales», según fuentes de la Administración de Obama. Otros funcionarios de la Casa Blanca también calificaron por primera vez de «intento de atentado terrorista» el incidente en la neoyorquina plaza de Times Square.

El mayor avance en la investigación fue el interrogatorio al dueño del vehículo Nissan Pathfinder que desató las alarmas el sábado por la tarde después de que un vendedor ambulante alertara a la policía de que salía humo del coche . En su interior se descubrieron tres depósitos de propano, dos contenedores con unos 20 litros de gasolina, dos relojes y una caja de fuegos artificiales que de haber estallado podrían haber convertido el coche en una bola de fuego.  La otra vía de la investigación policial se centra en encontrar a un hombre blanco de unos 40 años grabado por una cámara de seguridad parado junto al coche sospechoso.

El auto fue comprado a través de la internet

El subjefe de la policía de Nueva York, Paul Brown, confirmó que se identificó al propietario del vehículo  Nissan y que fue sometido a un interrogatorio.

«Hemos identificado al propietario y hemos hablado con él». Sin embargo, según se filtró a través de la cadena CNN y la ABC, el propietario dijo haberle vendido el coche hace tres semanas a un hombre «de aspecto árabe o latino de unos veinte o treinta años» a través de la web Craigslist por 1.800 dólares. La transacción ‘en negro’ se llevó a cabo en un centro comercial en Connecticut, donde reside el dueño ‘oficial’ de un vehículo que en el momento del atentado frustrado lucía una matrícula robada de un taller mecánico en Bridgeport (Connecticut).