Gobiernos de todo el mundo se reúnen desde  ayer en la conferencia de la ONU Río+20 en pos de un compromiso para salvar el planeta, en medio de serias dudas sobre la posibilidad de un acuerdo a la altura de lo que la Tierra requiere para su supervivencia.

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, llamó al «compromiso de todos los países del mundo» para alcanzar un acuerdo que responda a las acuciantes necesidades ambientales y sociales del planeta, al inaugurar el pabellón de Brasil en la conferencia.

La cita Río+20, que se extenderá diez días, será la mayor conferencia de la ONU jamás realizada, con más de 50.000 participantes entre líderes de gobierno, sociedad civil y el mundo empresarial, para buscar un acuerdo que garantice una transición hacia una “economía verde” para el planeta, que ayude a preservar sus recursos naturales y luchar contra la pobreza.

«Debemos acelerar dramáticamente el ritmo de las negociaciones», urgió el secretario general de la reunión, el chino Sha Zukang.

Gobiernos de todo el mundo tienen por delante tres maratónicos días para definir acuerdos. En tres días finales (20 al 22 de junio), se espera a un centenar de gobernantes, entre ellos el presidente francés, François Hollande, y el primer ministro chino, Wen Jiabao.