En el 20º día de insurrección, Muamar Gadafi se declaró favorable al envío de una comisión de investigación de «Naciones Unidas o de la Unión Africana» para evaluar la situación. También esgrimió los espectros de Al Qaeda y de una masiva migración a Europa.

El hijo del coronel, Saif al Islam, afirmó que Libia corría el riesgo de convertirse en «una Somalia del Mediterráneo», con «piratas ante las costas de Sicilia, de Creta» y con «millones de emigrantes». La revuelta adquiere ahora los tintes de una guerra civil y la televisión estatal libia anunció que las fuerzas fieles al coronel Gadafi se dirigían a Bengasi, feudo de la oposición a unos 1.000 km al este de Trípoli.

 El Ejército libio intentó en los últimos días lanzar una contraofensiva para detener el avance de los insurgentes, bombardeando Ajdabiya y Brega, al oeste de Bengasi. Pero la insurgencia, una mezcla de jóvenes sin verdadera experiencia de combate y de militares que se unieron a la oposición, logró pese a todo avanzar hasta la petrolera Ras Lanuf, a 300 km al sudoeste de Bengasi.
La televisión estatal Al Libya aseguró que las fuerzas de Gadafi habían recuperado Misrata, así como Ras Lanuf y la ciudad de Tobruk, todos entre Trípoli y la frontera con Egipto.
 
Propaganda. El vicecanciller libio Jaled Kaaim confirmó ayer a la prensa que Zauiya, Misrata y Ras Lanuf están «bajo nuestro control, eso está confirmado».

La televisión mostró imágenes de miles de personas que celebraban la «victoria contra los terroristas» en la Plaza Verde de Trípoli, así como en Sirte, la ciudad natal del «Guía de la Revolución», y en Sebha, al sur. Pero los rebeldes, que desde el 15 de febrero se alzaron contra Gadafi, negaron de inmediato validez a esos informes.

En Ras Lanuf, periodistas de la AFP comprobaron además que esa ciudad seguía en manos de los insurrectos que la habían tomado el sábado, aunque ayer por la mañana la aviación de Gadafi llevó a cabo dos ataques. Los bombardeos no dejaron víctimas, según los primeros informes, aunque provocaron movimientos de pánico en la población, que corría por las calles en busca de refugio.

Los intensos combates obligaron a los insurgentes a retirarse de Bin Jawad, a unos 30 km de Ras Lanuf, desde donde habían esperado avanzar hasta Sirte, que se halla unos 160 km más hacia el oeste. Pero los insurgentes desmintieron que las fuerzas de Gadafi hubiesen retomado Tobruk, cerca de la frontera con Egipto.
Gadafi, de 68 años, en el poder desde 1969, advirtió que la crisis podría crear una estampida hacia Europa de migrantes africanos y asiáticos que trabajan en Libia.

ONU pide acceso para socorrer

AFP n Nueva York (EEUU)

La ONU pidió ayer un «acceso urgente» a la ciudad libia de Misrata, 150 km al este de Trípoli, para ayudar a las víctimas «heridas y moribundas» de los bombardeos de las fuerzas leales al líder Muamar Gadafi.
«Las organizaciones humanitarias necesitan un acceso urgente», dijo la secretaria adjunta de las Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios, Valerie Amos, en un comunicado difundido ayer.

«La gente está herida y muriendo, y necesita ayuda inmediata. Llamó a las autoridades a permitir el acceso (a las víctimas) para que los trabajadores humanitarios puedan salvar vidas», señaló Amos, quien actualmente está en la frontera entre Túnez y Libia, donde se registra una afluencia masiva de refugiados.

Aún no se toman acciones

Pese a la violencia desatada en Libia, ni los organismos internacionales ni las grandes potencias tomaron acciones concretas. Los gobiernos de EEUU y de los países europeos endurecieron sus medidas contra Trípoli. A la condena internacional y al pedido de una salida pacífica se sumó el Papa. Ayer, los senadores republicanos de EEUU sugirieron armar a los rebeldes libios.