Nicolas Sarkozy mantiene silencio ante el creciente escándalo protagonizado por la multimillonaria heredera de L’Oréal, Liliane Bettencourt, que ahora apunta a una financiación ilegal del partido del Mandatario francés y que ayer ha llegado a manos de los tribunales.

La Fiscalía de Nanterre, en las afueras de París, ha abierto una investigación preliminar sobre las supuestas aportaciones ilegales que el partido de Sarkozy, la gobernante Unión por el Movimiento Popular (UMP), habría recibido de la rica heredera a través del actual ministro de Trabajo, Eric Woerth.

A esto se añade la información que ayer publicó el vespertino Le Monde, en la que asegura que la Policía francesa tiene pruebas de la retirada de 50.000 euros de un cajero automático y cuyos datos corresponden con una cantidad supuestamente aportada al mismo ministro, que además ocupa el cargo de tesorero de la UMP.

El ministro Woerth, que en el momento de los hechos era titular de Presupuestos, mantiene que todo son mentiras y que jamás se benefició de un solo euro de forma ilegal.

Por ello, esta misma tarde ha anunciado, a través de su ministerio, que también recurrirá a la justicia para poner una denuncia por calumnias.

Sarkozy ha salido en su defensa en más de una ocasión en las últimas semanas, pero no ha conseguido salvar la imagen de un ministro que sigue estando en apuros, tras el continuo goteo de alegaciones en su contra y las crecientes demandas de la oposición para que dimita.