Millones de paquistaníes expulsados de sus aldeas por las inundaciones seguían ayer sin vivienda ni alimentos, mientras en Nueva York la ONU se reunía en una sesión extraordinaria para estimular esfuerzos de una demorada ayuda internacional.

Cerca de 4,6 millones de personas se quedaron sin vivienda, declaró ayer a la AFP un portavoz de la oficina de coordinación de asuntos humanitarios de la ONU (OCHA), Maurizio Giuliano.

En su anterior estimación, la OCHA había evaluado el número de personas sin vivienda en dos millones, sobre un total de 15 a 20 millones de damnificados por las inundaciones que afectan desde hace tres semanas a la quinta parte del territorio de Pakistán.

Aunque parte de los damnificados ya ha recibido ayuda internacional, un gran número de personas continúan desamparadas en campamentos o en carreteras, a merced de las epidemias de diarreas, cólera o fiebre tifoidea.

La ONU, cuya Asamblea General estaba reunida ayer por la tarde en una sesión extraordinaria, pidió la semana pasada 460 millones de dólares de ayuda para evitar que la falta de alimentos y las enfermedades provoquen una «segunda oleada de muertos».

Su secretario general, Ban Ki-moon, anunció durante la apertura de la sesión que esa suma ya había sido reunida. Pero agregó que «se necesita la totalidad de esos recursos, ahora». Ban, que comparó esta catástrofe a un «lento tsunami», cuyo «poder de destrucción va a aumentar con el tiempo».

Se quiere evitar que el terrorismo aproveche

El ministro paquistaní de Exteriores, Shah Mehmood Qureshi, afirmó ayer en la ONU que la comunidad internacional no podía permitir a «terroristas» sacar provecho de la situación causada por las inundaciones.

«El masivo trastorno causado por las inundaciones y las pérdidas económicas sufridas por millones de paquistaníes deben ser atendidos urgentemente», dijo el ministro y advirtió que «no podemos permitir que esta catástrofe se transforme en una oportunidad para los terroristas».

Destacó que el desastre, que costó la vida de 1.500 personas y afectó a 20 millones de personas, golpea en un momento y en regiones donde «nos encontramos en plena guerra contra los extremistas y los terroristas».