Aparte de los problemas de refrigeración en las centrales de Fukshima y Tokai, el Gobierno admitió que una fusión del núcleo en los dos reactores más afectados de Fukushima I era algo posible. La planta  tiene seis reactores, el más antiguo fue abierto en 1971.

Cuando una planta nuclear tiene problemas de refrigeración y la temperatura se descontrola, el uranio que utilizan como combustible y los elementos metálicos que lo sustentan se pueden llegar a fundir para formar un magma radiactivo. Eso ocurrió en Harrisburg (Estados Unidos) en 1979, el claro precedente de Fukushima.

A partir de 2.000 grados de temperatura, las vainas metálicas de cuatro metros de alto y en cuyo interior están las pastillas de uranio comienzan a combarse y ése es el inicio de la fusión.

Los expertos consultados insistieron en que, llegado este punto de grave accidente nuclear, no era lo más relevante si se había fundido o no, sino si aguantarían las barreras de seguridad alrededor del núcleo.