América Latina, que está experimentado un renacimiento económico, ha dado lecciones en Cádiz a una Europa deprimida por primera vez en la historia de las cumbres iberoamericanas.

La Cumbre Iberoamericana de Cádiz, que concluyó ayer con una declaración a favor de la complementariedad y del potencial de las pequeñas empresas, fue el escenario de un cambio de prisma en las relaciones de esta comunidad de más de 600 millones de habitantes. La cita se replicará el siguiente año en Panamá.

Los gobernantes latinoamericanos recordaron, en sus discursos, cómo su región sacrificó una “década perdida” por seguir políticas de ajustes dictadas por los organismos multilaterales con plazos difíciles de cumplir.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, cuyo país ha pasado a ser la sexta economía mundial, advirtió que “la confianza no se construye sólo con sacrificios” y que las políticas exclusivas, que sólo enfatizan en la austeridad, están demostrando sus límites.

Otros, como Argentina o México, que forman parte del G-20, exhibieron también su fuerza y el objetivo de ganar peso en la escena mundial y en los organismos multilaterales, para lo que están interesados a su vez en el apoyo político europeo. Hasta el canciller cubano, Bruno Rodríguez, dijo que el estado de bienestar, del que se enorgullecía Europa, “parece en peligro de extinción” y la supervivencia del euro, “que fue motivo de esperanza, está amenazada”.

El mandatario de Bolivia, Evo Morales, planteó nuevas relaciones entre América Latina y Europa. “La única forma es que hay que cerrar las venas abiertas de América Latina para bien de nuestros pueblos”, comentó.

El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, agradeció la “excelente disposición” de América Latina para contribuir a que la zona euro logre superar el difícil momento económico que atraviesa y deje de ser, prácticamente, la única región del mundo que actualmente se encuentra en situación de recesión.

La Cumbre de Cádiz sentó las bases para una renovación de la relación de la comunidad iberoamericana, con un enfoque más pragmático que aproveche la complementariedad de sus economías, según la declaración final.