Los argentinos temían un mal año, pero se presenta mucho peor
"Ya sabíamos que iba a ser muy complicado, pero esto..." , comenta Eduardo Cabrera, de 41 años, que tiene tres empresas, una de software, una de logística y una vinculada al turismo, que incluye viajes en cruceros.
Buenos Aires y la mayoría de las ciudades argentinas parecen este viernes pueblos fantasmas. Los argentinos sabían que el 2020 iba a ser un año malo, pero jamás imaginaron que una pandemia los iba a dejar encerrados, con las cuentas en rojo.
"Ya sabíamos que iba a ser muy complicado, pero esto…" , comenta Eduardo Cabrera, de 41 años, que tiene tres empresas, una de software, una de logística y una vinculada al turismo, que incluye viajes en cruceros.
Al menos su empresa de software sigue funcionando pero las demás están "totalmente paradas", cuenta.
Para detener la propagación del COVID-19 en Argentina, el presidente Alberto Fernández decretó el aislamiento "preventivo y obligatorio" de la población a partir de este viernes hasta el 31 de marzo.
Hasta ahora, en el país sudamericano de 44 millones de habitantes, se registraron 128 personas infectadas. Tres de ellas fallecieron.
"Va a dejar a muchos en el camino" –
Sandra, una empresaria de eventos, no quiere dar su apellido ante el caos que esto ha significado en su negocio.
"Es un golpe que va a dejar en el camino a muchos de los que trabajan con nosotros. Tenés un lucro cesante y los gastos los tenés que pagar, los sueldos los tenés que pagar, el alquiler lo tenés que pagar", dice con voz entrecortada.
"Estamos reprogramando casamientos pero no es fácil lidiar con algunos clientes. Muchas novias no quieren casarse en invierno porque tenían un vestido de verano, otros te dicen que tienen las alianzas con las fechas ya grabadas", cuenta.
"Nosotros no sabemos si vamos a estar en 2021", se lamenta.
Infierno financiero
Los barrios céntricos de Buenos Aires, usualmente repletos de turistas, están casi vacíos. La emblemática 9 de julio, la avenida más importante donde se encuentra el Obelisco, parece por momentos una pista de aterrizaje. La capital argentina, conocida por su vida nocturna, restaurantes y teatros, registra el 70% de los contagios de Argentina.
El turismo era hasta hace muy poco uno de los pilares económicos del país en tiempos de crisis, impulsado por la devaluación del peso.
El año 2020 se presentaba muy alentador para el sector pero tras la pandemia, las expectativas se desmoronaron. Los viajes fueron cancelados y los hoteles y operadores de viaje viven un infierno financiero.
"Ahora teníamos contratos que vencen y no los renovaremos. Al resto por ahora los mantenemos un buen tiempo más. Pero si esto se extiende… ya veremos", advirtió Cabrera.
2020 será bastante peor
Con una inflación de casi un 54% anual, una de las mayores del mundo, y una pobreza que alcanza a más de 15 millones de personas, la pandemia no pudo llegar en peor momento.
El año 2020 ya pintaba como el tercero consecutivo en recesión. "Pero va a ser incluso peor, la previsión de caída del PIB era de 1,6% y ahora se calcula que va a estar cerca de 3%; sino peor", señaló el analista político Carlos Fara.
La crisis sanitaria puede agudizar la devaluación del peso en momentos en que la estabilidad cambiaria era uno de los pilares del programa económico de este gobierno.
Y si el dólar se dispara aún más, Argentina ni siquiera podrá cubrir el pago de intereses de su deuda.
"Tenemos menor demanda internacional sobre nuestros productos. Esto genera menor cantidad de dólares y pone en riesgo la capacidad del gobierno de negociar la deuda", advirtió Fara.
El país sudamericano se había propuesto presentar a mitad de marzo su oferta a los bonistas privados extranjeros para negociar la reestructuración de casi 70.000 millones de dólares de su deuda pública, que totaliza más de 311.000 millones de dólares. Pero ante la inestabilidad global pospuso ese lanzamiento.
"Quedate en casa"
Varios helicópteros sobrevuelan Buenos Aires, algunos con pancartas que rezan "Quedate en casa". El ruido retumba en las calles que han quedado repetinamente silenciosas.
Rudi Zarate trabaja en la construcción y no puede quedarse en casa. "La verdad, estoy necesitando plata y estoy yendo a trabajar como sea", explicó este joven de 21 años mientras caminaba en el centro de la ciudad.
Pero el presidente argentino fue tajante: será "inflexible" con quienes incumplan el mandato.
Los policías piden identificación a las pocas personas que salieron a la calle. "De momento, solo los mandamos a casa, pero vamos a ser más firmes y el que no cumpla, queda marcado y a pagar", señaló un policía, tras devolver a su hogar a un hombre que, "desesperado", había salido a correr. (20/03/2020)