La Razón
Basta ver un noticiero o abrir cualquier diario mexicano para comprobar cómo la lucha contra el narcotráfico está desangrando a México. Así comienza un reportaje de la BBC sobre la violencia que ha desatado el narcotráfico en ese país, especialmente en los estados norteños.

«México lanza manual escolar para sobrevivir a la violencia narco». «A mi hijo Bryan, de cinco años, me lo mataron en mis brazos…», son sólo un titular y un testimonio recogidos por BBC y El País de Madrid, respectivamente, en los que se refleja que la seguridad de los mexicanos, especialmente en los estados afectados, ya no es responsabilidad del Estado; su suerte depende de los recaudos que tomen para cuidar su vida.

Esta ola de violencia no sólo afecta a quienes están involucrados en esta actividad ilegal. La agencia AFP, basada en un informe del gobierno de Nayarit, reportó el 16 de junio que «el fin del curso escolar y las vacaciones de verano fueron adelantadas tres semanas ante rumores de posibles ataques del crimen organizado» en ese estado, al oeste de México. 

Las autoridades del estado de Nuevo León, al Norte, son las que han advertido que las escuelas no están libres de los peligros del narcotráfico. Por eso elaboraron un «Manual y Protocolo de Seguridad Escolar» para  actuar en caso de una balacera.

Lo que había sido una guía básica por seguir ante un incendio o un terremoto, ahora es un breviario de 16 páginas destinado a los establecimientos educativos que recomienda qué hacer ante enfrentamientos armados. Será distribuido entre alumnos y padres de familia.

Son cuatro los estados en los que las mafias de narcotraficantes han atacado a policías, militares, políticos, alcaldes, autoridades, periodistas y artistas. La muerte de Sergio Vega, Shaka, y del candidato Rodolfo Torre Cantú a la gobernación de Tamaulipas marcaron un hito más de los que ponen a los mexicanos en los linderos del miedo. Uno de esos extremos es el asesinato de al menos 15 adictos que se recuperaban en centros de rehabilitación, a manos de sicarios del narcotráfico.

Esta ola de muerte y violencia ha llevado a las inevitables estadísticas. Un despacho de la agencia EFE señala que unos 18.900 homicidios de todo tipo han ocurrido en México el año pasado. Basado en un informe del Gobierno de esa nación, el diario El País señala que desde que, en diciembre del 2006, el entonces recién elegido presidente Felipe Calderón inició la guerra contra el narcotráfico, más de 22.000 personas han muerto de forma violenta.

Las víctimas no sólo son de ambos bandos (policías y sicarios de los narcos) sino también inocentes, incluidos niños. Cada estado toma recaudos para evitar muertes.

Nunca puede uno estar cierto de que estos fenómenos (de violencia ligada al narcotráfico) no se puedan desencadenar un día. «Sería atrevidísimo decir que aquí (en el DF) eso no va a ocurrir nunca», advierte Manuel Mondragón, secretario de Seguridad Pública de Ciudad de México.

Ante las Elecciones del miedo

Muerte
El asesinato del candidato del PRI a la gobernación de Tamaulipas es una alerta.

Unidad 
El presidente Felipe Calderón no sólo ha llamado a la unidad en México sino en la región.

No habrá ‘arreglo’
El 14 de junio, el presidente de México, Felipe Calderón, rechazó las políticas de «arreglo» con las bandas de narcotraficantes realizadas desde algunas instituciones del Estado y defendió su lucha contra el crimen organizado, sin la que éste «hubiera sometido a millones de familias mexicanas». En un inserto publicado ese día por la prensa local, el Mandatario justificó el combate emprendido por su gobierno contra las organizaciones criminales. EFE

Calderón pide denunciar

Un día después, el presidente Calderón convocó a los ciudadanos a sumarse con sus denuncias a la lucha contra el crimen organizado que ha dejado más de 22.000 muertos en tres años. «Tu participación es vital, porque esta lucha es de todos y por eso tu denuncia, por ejemplo, o la información que nos puedas hacer llegar, es clave para avanzar en ella», señaló el Mandatario mexicano en un mensaje por medios electrónicos. EFE

Los estados más afectados
Un reporte del diario El País de Madrid, fechado el 15 de abril en México, señala que los estados de Chihuahua, Sinaloa y Guerrero se convirtieron durante los últimos tres años en escenario diario de ejecuciones, a cada cual más cruel, pero de la violencia —en contra de lo sostenido durante un tiempo por el gobierno de Calderón— se ha ido contagiando a todo el país y ni las zonas turísticas se han librado del azote del narcotráfico ni de la violencia.

Donde el narco manda
La BBC difundió estos testimonios: «Estamos entre dos fuegos y no podemos hacer nada»: así describe Alma Herrera, ciudadana de Culiacán, el estado de ánimo de muchos en la capital de Sinaloa. «La violencia empieza después del mediodía», comenta un policía, mirando su reloj disimuladamente mientras con una mano sostiene su arma reglamentaria y con la otra se mantiene en equilibrio en esta patrulla que recorre Ciudad Juárez.

Rafael Cervantes
Narcotráfico, delincuencia organizada

El narcotráfico es posiblemente el delito transnacional que más trasciende las fronteras por la cantidad de recursos que maneja y el rendimiento de su ilícita actividad.

México, como país vecino del principal mercado de las drogas en el mundo, ha enfrentado con decisión la amenaza que representa este flagelo. La UNODC, en su informe para el 2010 sobre drogas, afirma que el mercado de cocaína norteamericano es considerado el mayor en el mundo con cerca del 40% del total de los consumidores.

El poder destructor de las bandas criminales dedicadas al narcotráfico se ha fortalecido debido a la facilidad con que adquieren armamento de alto poder en Estados Unidos, gracias a la legislación norteamericana que permite al ciudadano común la adquisición de todo tipo de armamento.

El Gobierno de México enfrenta con decidida determinación los desafíos que representa la operación de las bandas criminales en el territorio mexicano a fin de recuperar la tranquilidad y la seguridad para las familias mexicanas y refrendar la vigencia de la ley y de las instituciones, lucha que ha requerido de una muy importante inversión en recursos y, desafortunadamente, vidas humanas de servidores públicos que no han dudado en ofrendar a fin de restituir la seguridad de sus conciudadanos.

El gobierno del presidente Felipe Calderón ha puesto en marcha una estrategia clara e integral para detener el fenómeno delictivo. Esta estrategia se apoya en la realización de operativos conjuntos entre autoridades municipales, estatales y federales, así como en el mejoramiento de las capacidades operativas y tecnológicas de las fuerzas encargadas de combatirlas. Además, incluye el decidido fortalecimiento de las Fuerzas Armadas, así como la promoción de una reforma profunda al marco legal e institucional y una política activa de prevención del delito.

Pero México está convencido de que el narcotráfico y la delincuencia organizada no son un problema exclusivo de un país o de una región del mundo; que la cooperación internacional es pieza clave para el éxito en esta lucha, y que la seguridad internacional es una y la misma para todos. Es por ello que se llevó a cabo la Tercera Reunión del Comité Bolivia-México de Cooperación contra el Narcotráfico.

Rafael Cervantes
es embajador de México en Bolivia.