Los rebeldes libios decidieron ayer posponer su entrada en la ciudad de Bani Walid, uno de los tres grandes bastiones de resistencia gadafista, para intentar evitar el baño de sangre, pero parece que finalmente lo harán en las próximas horas.

Así lo reveló a EFE uno de los responsables de la fuerza de élite rebelde «Katiba Trípoli», a las afueras de esta ciudad del de-sierto libio, en la que se cree que podrían estar escondidos al menos dos de los hijos del exhombre fuerte de Libia, el coronel Muamar Gadafi.

La eventual caída de Bani Walid, uno de los vértices del triángulo de la resistencia junto a la ciudad desértica de Sebha y la costera de Sirte, cuna del dictador, es contemplada por el mando militar rebelde como el punto de inflexión definitivo para el fin del conflicto armado.

Algunas fuentes rebeldes han apuntado que en este bastión de la tribu de los Warfalla también podría estar oculto el propio dictador, una información que no ha sido confirmada ni desmentida oficialmente.

«Ha habido conversaciones de última hora, pero ya está todo listo», explicó a EFE un militar sobre el terreno, sin querer aclarar si las conversaciones de última hora habían fracasado, como apuntan algunos medios.

En este sentido, el oficial insistió en que la entrada final no se prorrogará mucho más, ya que se teme que la tregua haya servido para que los mercenarios que se atrincheran se pertrechen y para que grupos de gadafistas hayan huido hacia la ciudad vecina de Sebha, situada más al sur.