Amelia Grechi Araya, chilena radicada en Oslo y madrina de Anders Behring Breivik, autor confeso de la matanza en Noruega, dijo no tiene la culpa de ser «la madrina del diablo».

En una entrevista con el diario La Tercera, la mujer, que reside desde 1982 en ese país nórdico, considera que a Breivik «hay que olvidarlo y no odiarlo, porque eso es lo que él busca: ser reconocido».

El vínculo entre el joven ultraderechista que mató a 76 personas y Amelia se conoció a través del manifiesto que Breivik publicó en internet antes de los atentados y en el que pone esa relación como ejemplo para argumentar que no es racista.

«No soy ni nunca he sido un racista. Mi madrina, Amelia Jiménez, y su marido llegaron a Noruega como refugiados desde Chile. Mirando hacia atrás, entendí que eran marxistas, pero no comprendía esos asuntos en ese entonces», escribió el joven.

Amelia Jiménez es el nombre de casada de Amelia Grechi Araya, que llegó a Noruega acompañada de su esposo, Raúl Jiménez, militante de izquierda torturado y preso durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). El matrimonio radicó en el barrio de Smestad, en la capital no- ruega, donde vive hasta hoy y en el que entabló una amistad con una de sus vecinas, Wenche Behring, la madre de Breivik.

Ella se había separado de su marido, que actualmente reside en Francia, cuando el menor tenía solo un año. Amelia cuenta que el joven era entonces «un niño más que jugaba en el jardín». «Sí, efectivamente, yo fui su madrina en la ceremonia de confirmación. Por entonces él tenía 14 años», confirma Grechi, en la entrevista al diario La Tercera.