Un grupo de 35 mapuches presos reafirmó ayer una huelga de hambre que lleva semanas pese a la propuesta de la Iglesia de facilitar el diálogo con el Gobierno, al que los indígenas exigen abolir una severa ley antiterrorista que les fue aplicada.

«La huelga no se va a deponer si se instaura la mesa de diálogo, sólo si se accede a nuestras demandas de no aplicación de la ley antiterrorista», dijo a la AFP Natividad Llanquileo, vocera de los mapuches en huelga en la cárcel de Concepción.

El arzobispo de esa ciudad, Ricardo Ezzati, fue designado el martes por el Gobierno como facilitador del diálogo con los mapuches en huelga, 22 de los cuales cumplieron ayer 66 días sin ingerir alimentos.

Esta huelga es en protesta porque a los mapuches —que exigen la devolución de tierras ancestrales— se les aplica una ley que permite aumentar el tiempo que puedan estar presos sin ser juzgados, y les triplica las penas si son condenados. Ezzati se comprometió a instaurar «cuanto antes» el diálogo, cuyos integrantes ni condiciones aún no están establecidos.

Entretanto en París, Asociaciones francesas y chilenas denunciaron ayer que el Estado chileno y los medios de comunicación prestan mucha atención a los 33 mineros atrapados y muy poca a los 34 mapuches presos en huelga de hambre, pese al deterioro de la salud de muchos de ellos tras un ayuno desde hace 66 días.