El acceso a los medicamentos contra el sida sigue siendo insuficiente en América Latina, donde unos dos millones de personas están infectadas con el VIH, aunque menos de una cuarta parte recibe tratamiento.

Pedro Cahn, presidente de la Fundación Huésped, que lucha contra el sida en Argentina, manifestó en Viena durante la conferencia internacional Sida 2010 que es un «mito» que en ese continente exista un amplio acceso a los antirretrovirales que prolongan la vida de los infectados.

«Desde hace siete años, el número de personas que reciben tratamiento no aumenta», señaló el ex presidente de la Sociedad Internacional del Sida en una intervención durante la conferencia.

América Latina protagonizó ayer eventos y paneles en este encuentro internacional sobre la situación del VIH/sida en el continente. Unos 25.000 científicos, expertos y afectados han acudido al evento, que concluye mañana.

«Se está haciendo un esfuerzo insuficiente para reclutar a los pacientes que podrían ser tratados» una vez que han desarrollado la enfermedad, agregó Cahn en declaraciones a EFE.

Como agravante, dos tercios de estos tratamientos se concentran sólo en tres países —Brasil, Argentina y México— que reúnen únicamente el 45 por ciento de los infectados en la región.

Además del reparto geográfico desigual, existe una disparidad muy grande en cuanto al costo de las terapias, que varía entre unos pocos cientos de dólares hasta varios miles, dependiendo del país.

La OMS denuncia la desigualdad en Europa

Mientras que en Europa Occidental la epidemia del sida se mantiene bajo control desde hace varios años, los países ex comunistas del Este del continente ven cómo el número de infectados se dispara, especialmente por falta de atención y criminalización de drogadictos.

Ese contraste entre Oeste y Este fue denunciado ayer por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un comunicado emitido en la Conferencia Internacional Sida 2010 que se celebra en Viena hasta mañana. «Mientras las epidemias de VIH en Europa Occidental están, con algunas excepciones, estabilizadas, en muchos países de Europa Oriental se están desbocando».