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Mercado de la coca

El martes último se ha producido una nueva batalla campal por el control del mercado legal de hoja de coca en La Paz. En los últimos años han sido numerosos los enfrentamientos entre bandos que pugnan por controlar la institución cocalera, pero esta vez fue diferente: ya no son dos, sino cuatro los dirigentes que desean controlar el negocio, y un periodista sufrió agresión policial.

Fue a mediados de 2018 que una emboscada cerca de La Asunta terminó con un teniente de policía muerto; inmediatamente las autoridades de gobierno culparon al máximo dirigente de la Asociación Departamental de Productores de Coca (Adepcoca), Franclin Gutiérrez, de ser el autor intelectual del enfrentamiento y responsable del saldo fatal; pocas semanas después fue detenido. Meses antes, el dirigente había anunciado su deseo de ser candidato presidencial en las elecciones de octubre de 2019.

Dado el vacío de poder, otra dirigente yungueña, supuestamente afín al gobierno del MAS, intentó hacerse con la presidencia de Adepcoca, pretensión que fue resistida por cocaleros afines al dirigente encarcelado. Los enfrentamientos se repitieron una y otra vez, a menudo empleando violencia y, casi siempre, dinamita. Finalmente, ante la imposibilidad de establecer su dominio sobre el edificio ubicado en Villa Fátima, sede del mercado donde se comercia legalmente la hoja de coca, pretendió, a mediados de 2019, transformar la clínica del gremio en una suerte de mercado paralelo, con tácita aprobación gubernamental.

Gutiérrez recuperó su libertad en noviembre de 2019, al igual que muchos dirigentes y líderes políticos que fueron liberados tras el ascenso de Jeanine Áñez a la presidencia. Entonces comenzó una nueva ola de enfrentamientos por el control de la institución y, sobre todo, del codiciado mercado legal. A inicios de 2020, el dirigente anunció que declinaba su pretensión de ser candidato presidencial, supuestamente con el propósito de permitir una candidatura de consenso capaz de hacer frente al candidato del MAS.

A fines de 2020, un frustrado intento de elecciones para la presidencia de Adepcoca dejó ya no solo a los dos dirigentes enfrentados, sino a otros dos más, uno de los cuales decidió nombrarse a sí mismo en el puesto, ampliando y profundizando el conflicto, lo cual explica que en la refriega del martes hayan participado cuatro bandos, además de la fuerza policial, que sin razón aparente agredió y arrestó por unas horas a un periodista del matutino Página Siete, causando justificada indignación en los gremios periodísticos y las instituciones de Derechos Humanos.

Queda ahora la duda de cómo resolverá el Gobierno el entuerto creado en la única institución legalmente habilitada para comercializar la polémica hoja, así como inquietud sobre lo que significa para las y los periodistas lo ocurrido con el colega. Toca hacer los máximos esfuerzos por hallar un punto de encuentro y acuerdo entre los bandos cocaleros. Pero también toca garantizar, en los hechos y no solo en palabras, la seguridad de quienes deben hacer noticias sobre el tema.