La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) aumentó ayer la presión sobre Siria dando luz verde al despliegue de misiles Patriot en Turquía, para defender su frontera, y advirtiendo a Damasco que el uso de armas químicas tendrá consecuencias.

“La OTAN dio su acuerdo para reforzar las capacidades de defensa en el aérea de Turquía para garantizar la defensa de su población y de su territorio y contribuir a frenar la escalada de la crisis”, anunció el grupo de 28 países de la OTAN.

De acuerdo con el secretario general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen, la amenaza de las armas químicas de Siria es “un tema de gran preocupación” para el conjunto de los Aliados. Por ello es “urgente (…) garantizar la protección eficaz de nuestro aliado turco”.

Turquía aplaudió la decisión de la OTAN y recordó en un comunicado del Ministerio de Exteriores que los misiles tendrán un papel puramente defensivo. Los temores vinculados a esas armas volvieron bruscamente en los últimos días, cuando las fuerzas rebeldes ponían en dificultad al ejército oficial, sobre todo alrededor del aeropuerto de Damasco.

El lunes, los gobiernos de EEUU, Alemania y Francia  advirtieron a Damasco que “una posible utilización de armas químicas sería totalmente inaceptable para la comunidad internacional”.  Rasmussen avisó que el régimen de Bashar Al Asad se enfrentará a una “reacción inmediata de la comunidad internacional” si usaba armas químicas. Sin embargo, el régimen sirio reiteró que “no utilizará ese tipo de armas, si las tiene, contra su pueblo”.