Gracias a un sonido folklórico de melodías repetitivas y una rica jerga de la calle en sus letras, los narcocorridos forman parte de la cultura popular de México desde hace varias décadas.

«Es la música de la gente de la calle», asegura Elijah Wald, músico y autor del libro Narcocorrido: un viaje al mundo de la música de las drogas, armas y guerrilleros. La fuerza de sus letras inmediatas pone música a la realidad diaria de una sociedad que vive en la brecha entre sus gobernantes y el poder de los narcos.

El auge de esta canción llegó en los 70 con los Tigres del Norte que, a diferencia de tantos músicos mexicanos, son dueños de su propia carrera profesional.

Sin embargo, expertos fechan el primer narcocorrido en 1931. El Pablote relata las andanzas de Pablo González, un traficante chihuahuense temido en la frontera de principios del siglo XX, que tomaba la justicia por su mano.

Los conocidos corridos, provenientes de la tradición juglar medieval a la que se añadieron ritmos de la polka y el vals, pasaron a tener una conexión directa con el mundo cotidiano de los narcos.

Muchos años después, los balazos de El Pablote, como capo de Ciudad Juárez, no distan mucho de los 30 disparos que recibió Sergio Vega, alias Shaka, asesinado en el estado de Sinaloa.

Ambas ráfagas guardan las mismas sombras que persiguen a México hace tanto. ¿Hasta dónde llega el poder de los narcos? Nuevos interrogantes sobre las conexiones de los músicos de narcocorridos y las bandas de traficantes se desprenden tras la muerte de Shaka. Wald asegura que «ser alguien muy visible en un mundo muy peligroso es muy peligroso».

Asegura que la relación de los músicos con los narcos es como con los músicos de jazz de Chicago y la banda de Al Capone. Es una relación muy estrecha. 

Y los cantantes son los músicos de la corte. Todos tocan para los ‘narcos’ porque son los que tienen el dinero. Por ejemplo, el cantante más famoso de Tejas, Ramón Ayala, fue arrestado en diciembre en una fiesta con ‘narcos’. Y estos vínculos se hacen con cantantes de otros géneros como el romántico Sergio Gómez.

Los textos polémicos

José Rosales canta en la grabación: «Pero el Pablote de nuevo insultos le dirigió. Y diciéndole ay te vados balazos le aventó».

Otra grabación deja escuchar: Dicen que venían del sur en un carro colorado, traían kilos de coca (cocaína), iban rumbo a Chicago.