Los nicaragüenses acudieron ayer a las urnas para renovar sus autoridades municipales en unos comicios en los que el gobernante Frente Sandinista (FSLN) se juega la posibilidad de ampliar su extendida influencia, frente a una oposición dividida y poco entusiasta.

Siguiendo la consigna de su dirigencia, los electores sandinistas fueron los primeros en acudir a los centros de votación, que abrieron a las 07.00, según reportes de prensa. El presidente del Consejo Supremo Electoral, Roberto Rivas, en declaraciones a un canal de televisión oficialista, llamó a los nicaragüenses para que “concurran a votar, porque es importante elegir a las autoridades locales”. Pero, en general, el ambiente era de poco entusiasmo, con algunas decenas de electores haciendo fila en las mesas más concurridas, en tanto que otras lucían vacías, constató un periodista de la AFP durante un recorrido.

El FSLN, del presidente Daniel Ortega, que domina 109 de las 153 alcaldías del país, se ha propuesto para estas elecciones ampliar su control a 120, una meta que según los son-deos tiene posibilidades de alcanzar dada la dispersión de los esfuerzos opositores.

Agrietada por las disputas y ambiciones personales, la oposición acude a este proceso dividida en cinco frentes, de los cuales los de mayor peso son el Partido Liberal Independiente y el Partido Liberal Constitucionalista, ambos de derecha, que han venido perdiendo influencia política.